La Afronta a Eau Rouge Opciones

[KARNAPLOSKY]

joder es como que alguien hubiera abierto una ventana y de golpe aire fresco, muchisimas gracias, espero el resto

[Turquoise Hexago...]

Os parecerá extraño que una persona regrese 23 años después a un foro. El caso es que no he podido recuperar el nick porque no me acuerdo de la contraseña y la cuenta de correo que usaba se ha perdido en el Oblivion. Pero tengo algo que contaros.

En 2023 al fin visité Spa-Francorchamps. Ha sido, sin duda, uno de los momentos más especiales de mi vida. Ahora ya gasto 47 años y, como es lógico, todo ha dado muchas vueltas, pero la Formula 1, el motor y la competición, es algo que llevo dentro y aún no sé por qué. Mi relación con el mundo del motor desde que escribí aquellas líneas hasta hoy ha sido el "simracing". Desde hace casi diez años los sueños de aquel niño que veía a Prost, Lauda, Senna, Mansell... que soñaba con vestir sus colores y notar cómo su cuerpo se agitaba con cada golpe de acelerador, se iban cumpliendo de una forma peculiar. No podría deciros cuántas vueltas he dado a Spa-Francorchamps en un simulador: en prácticas, en pachangas, en campeonatos de resistencia, en prácticamente todos los simuladores que se han creado para nuestros ordenadores. Los cuatro últimos años echando mano también de la realidad virtual. Intentabas descolgar un poco la trasera del Oreca-Gibson en Le Source, mínimamente pero para ayudarte a meter un poco el morro, y pie a tabla. Y ves venir Eau Rouge que ya no es tan temible como antes, pero sigue siendo un lugar que no tiene parangón. En un simulador no notas compresión, pero la ves, la imaginas. Y si es un coche nuevo, un setup nuevo, algo que te saque de la zona de confort, deseas con fuerza que cuando alcances el ciego Raidillon estés dentro de los límites de pista, no saltes, no deslices, no pierdas la trasera. Cientos de vueltas, quizá miles, y más que en otros circuitos que me gustaría visitar: Daytona, Le Mans, Sebring, Monza, Nordschleife… Y que seguro me quedaré con las ganas (no de este último que visité cuando fuimos a Spa y que merecería capítulo aparte).

Cuando bajamos de la lanzadera en Francorchamps tras unas 3 ridículas horas de transbordos desde Lieja a Verviers, y luego las peleas por coger autobús (previamente pagados), todo se olvidó. A medida que íbamos pueblo abajo y nos acercábamos adonde yo creía que, más o menos, estaría Le Source, escuchamos el rugido de lo que, por la hora, debían ser los Formula 3. Oh, y lloviznaba. ¿Se puede desear un estreno mejor en Spa? Creo que la sonrisa que se me esculpió en la cara no se me quitó en todo el fin de semana, salvo en las terribles lanzaderas, claro. Y al pasar el control de entradas pensé "ya no hay vuelta atrás, estoy en Spa", aunque no veía más que un camino embarrado rodeado de árboles, en plena naturaleza. Porque Spa es Naturaleza. Sobre todo lo viví al año siguiente, cuando repetimos pero alojándonos en Alemania, a unos 50 minutos del circuito, recorriendo con un coche alquilado los bosques hasta nuestro parking. Un par de pueblos, apenas casas, solo vegetación. Igual que la bajada a Le Source acompañados de una masa multicolor vocinglera y mucho más amable que en los autobuses. Y al fin ví Le Source… ¡estaba como a 50 metros! Seguía lloviznando y los F3 pasaban deslizando. No sabía ni expresar lo que sentía, aún no lo sé. Era una sensación de familiaridad, de haber estado allí y volver, por fin. Debimos estar un minuto allí porque queríamos ver el Raidillon, Eau Rouge. Había que ir a la fanzone. Subes una pequeña colina detrás de la grada Gold 2 y ya bajas hacia la explanada. En la bajada lo ves, imponente, mucho más que en video o en fotos. Sobre todo porque allá, en lo alto, está la gran grada nueva sobre la colina y que te da una referencia de lo que tienes delante. Y los F3 pasando y levantando una cortina de agua. No lloré pero me emocioné de una forma que ese recuerdo de hace 3 años ha quedado impregnado en mi cabeza como si estuviese pasando ahora mismo. ¡Pero si es una miserable colina tapizada de asfalto!

Durante el fin de semana tuve la sensación de que la impresión que me estaba generando el circuito y todo lo que lo rodea, su ambiente, su historia que se respira en cada rincón, su enclave, estaba muy por encima incluso de la impresión que me generaban los F1 bajando a tope hacia Eau Rouge. Que también. Pero la sensación de familiaridad, de estar sentado en la grada y sentir como si uno estuviese al fin en casa, es algo que me cuesta describir. Podría haberse parado el tiempo y allí me hubiese quedado. Incluso nos pasó algo que, a día de hoy, me da pena recordar y vergüenza contar. Estando en la fanzone con nuestras gorras y sudaderas de Aston Martin y Fernando, se nos acercaron una chica y un chico de Aston para hacernos una pequeña entrevista animándonos con la excusa de hacernos optar a un pase en pit-lane al día siguiente. "Solo tienes que decirnos por qué estás aquí y qué te gusta de la F1", nos dijo muy amable en un inglés que se entendía perfectamente. Me dio tantísima vergüenza contestar que me excusé diciendo que mi inglés era muy malo. Insistió y le sonreí diciéndole que no estaba hecho para algo así. Os podéis imaginar qué arrepentido estoy hoy tras ver a la pareja a la que invitaron al pit-lane al día siguiente. Un sueño. ¿Tenía algo que contar? Millones de cosas. Quizá por eso al año siguiente volvimos, ¿soñando con que nos diesen una segunda oportunidad? Obviamente no pasó, pero aprovechamos mucho mejor los días al no haber carrera sprint. Recorrimos el circuito casi entero dos veces. Qué decir de escuchar subir un F1 el Raidillon y, de repente, verlo aparecer en lo alto y pasar a tope a tu lado. Tengo varios videos que a veces me pongo para convencerme de que estuve allí, entre los árboles a la entrada de Kemmel en los Libres viéndolos pasar y escuchar el sonido difuminarse hacia Les Combes. Era un sueño de cuando era niño. Cuántas veces había simulado el sonido de un F1 alejándose. Aquellos eran V10 y V12, claro está, pero aún así ese sonido celestial alejándose es especial. Caminar la larguísima recta hasta Les Combes es otra experiencia. Con cientos de personas de arriba para abajo, contentas; unos buscando sitio, otros simplemente paseando como nosotros. Y luego pararte un rato en Les Combes y verlos frenar y gestionar esas curvas a una velocidad endiablada, casi sin darte tiempo de comprobar qué coche es. Y así hasta la chicane de Campus donde cogimos un camino que nos llevó a través de un bosque dentro del propio circuito de nuevo a Eau Rouge. Y allí ví a los Porsche Cup bajar a tope envueltos en un sonido frenético.

No quiero enrollarme más. Simplemente quería saludar nuevamente por si queda gente de la primera época del foro, que me alegro que siga vivo. Me da un poco de vergüenza todavía leer mis líneas de hace 24 años pero son la prueba de mi devoción por este deporte y, también, por este circuito. Este año viéndola por televisión, mientras llovía antes de la carrera, me asaltó la necesidad de volver. Me repito pero es lo que siento, volver a casa.