NÜRBURGRING (Y SPA) Opciones

[Pottoki]

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Lo dejo ya que si no os aburro...

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Pero que diraaassssss!!! Como nos vas a aburrir.....seguid escribiendo por favor.

Yo tambien tenia pensado, en cuanto me pille el M3 o algo por el estilo , darme una vuelta por ahi. Lo del Ring-taxi tiene una pinta que te cagas.

Unos al Ring, a Spa, otros a Montmelo.....empezais a darme asco, lo sabiais?

Y ya sabeis, un pis y a la cama.

[Aren]

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UN VIAJE AL PASADO

Mientras espero en el aeropuerto el avión que me lleve de vuelta a casa, he vuelto a ver los dos videos grabados estos días. Al verlos de nuevo no he podido evitar el volver a estremecerme tal y como lo hice especialmente ayer. Lo de ayer fue un auténtico viaje al pasado, un reencuentro con algo que hasta entonces sólo acertábamos a imaginar vagamente. Ningún juego, ningún video ni ninguna palabra es capaz de hacer sentir el mismo cúmulo de sentimientos que varios afortunados (realmente me considero un afortunado) vivimos ayer. A pesar de todo, voy a intentar plasmarlo, tal vez intentando tener algo que, de aquí a un tiempo, me permita formar otra vez en mi mente esta experiencia, y que refresque aquellos detalles que puedan caer en el olvido.

Cuando nos acercábamos al Nürburgring, y mientras mi impaciencia aumentaba al mismo ritmo que caían los quilómetros, la nieve hizo acto de aparición. No eran más que pequeños y dispersos copos, pero parecían un aviso, una forma de indicarnos que estábamos llegando a una zona vedada para nosotros, reservada, única y exclusivamente, a todos aquellos que han hecho grande este deporte que tanto y tanto amamos. La visión del castillo de Eifel, majestuoso, erigiéndose silenciosamente en lo alto de una colina, como si fuese el último guardián de este mágico escenario en el que tantas inolvidables batallas automovilísticas se han desarrollado, no hacía sinó reforzar la sensación de que aquel es un lugar especial.

Exclamaciones de admiración y asombro surgieron de mi garganta al ver los primeros tramos del circuito, como si hasta aquel momento no me hubiese creído que existía ese lugar. Y la llegada a la entrada del trazado no hizo más que dejar bien a las claras que aquello era un fragmento del mundo ajeno a la realidad, un bastión de motores, neumáticos y asfalto, donde lo único que importaba era la comunicación entre el piloto y el vehículo, entre el hombre y la máquina.

En ese reducto se produjo el encuentro con los viejos amigos, con un grupo de caras que reflejaban lo mismo que la mía: alegría y, sobretodo, admiración y respeto, como si todos supiesen que la historia flotaba en el aire. Un grupo de caras que indicaban que, a pesar del largo viaje, cualquier esfuerzo era pequeño con tal de vivir juntos esos momentos.

Y llegó el primer momento. Cuando salimos a dar la primera vuelta un silencio reverente se hizo en el coche. Allí estábamos, circulando sobre aquel trozo de gris asfalto, tocando la historia, sintiendo la historia, viviendo la historia, trazando curva tras curva, reconociéndolas poco a poco, estableciendo una relación entre aquellas imágenes que teníamos en nuestra mente y lo que nuestros ojos estaban viendo. Más tarde, el silencio empezó a ser roto por palabras de admiración ante las dificultades del trazado y ante lo que se siente en vivo. Nunca llegarías a pensar que se te pueden taponar los oídos por la diferencia de altura al descender hacia la "madriguera del zorro", ni serías capaz de imaginarte lo que se siente cuando, al trazar el Karrusel, tu cuerpo se hunde en el asiento y un característico sonido indica que las suspensiones han alcanzado el máximo de su recorrido, ni es posible imaginarse lo que el piloto siente justo antes de llegar a la cima del Flugplatz.

¿Qué más contar? Tal vez nada. O tal vez todo. Cuando me puse al volante y completé mi primera vuelta, sentí que me transportaba a otra época, rodeado de cascos abiertos y gafas de aviador, y sentí casi como mías unas palabras de Jackie Stewart: "Siempre que salía de casa antes del GP de Alemania, me paraba en el jardín de casa, volvía la vista atrás y me preguntaba: '¿Volveré a ver esto otra vez?'"

Despues de esta experiencia, he dejado de sentir admiración por todos aquellos pilotos que se jugaban (y en demasiadas ocasiones, perdían) la vida en ese mítico trazado. Ese hueco ha quedado reemplazado por gratitud y devoción.