A PROPOSITO DEL CTO. DE ESPAÑA DE KARTING Opciones

[crash-man]

Por lo de la sala de espera del hospital interpreto que tu hijo ha sufrido un accidente, espero que me equivoque, pero si no mi más sincero deseo que no sea mas que un susto.

Desconozco el mundillo de los Karts (solo he
corrido un par de veces a modo de atracción de feria), pero por lo poco que he visto entiendo y comparto perfectamente tu opinión.

[JOSEP LLUIS MERL...]

Palamós, Girona, siete de la tarde del sábado. Reflexiones desde la sala de espera de urgencias del hospital local.
Mi querido amigo Jaime Alguersuari –una de las personas que más ha hecho por el deporte del motor en este país durante los últimos años- tuvo la capacidad de despertarme, hace tres temporadas, una sensibilidad adormecida hacia el mundo del karting.
Primero como periodista, luego como padre, Jaime supo involucrarme en una disciplina que me sedujo por los valores humanos de sus actores: una legión de “locos bajitos” capaces de pilotar al límite el vehículo más parecido que existe a un monoplaza de competición, el kart, con una eficacia digna del más profesional de los volantistas. Y a la vez, capaces de desarrollar escenas de juegos, de la diversión más inocente –la única inocente- del paddock, y sonidos de risas y voces de timbre agudo propias de lo que sus protagonistas son: niños.
La fórmula del “Trofeo Marc Gené Jóvenes Promesas” permitió a mi hijo, como a tantos otros, catar el sabor de un deporte que, por sus condicionantes económicos, de otra forma no hubiera sido posible descubrir.
Pasó “el hombre del saco”. Y se nos llevó al karting. A mi hijo, a mí y a nuestra pequeña economía familiar. Como a tantas otras.
Primero fueron el Trofeo Arisco y la Copa Catalana de Resistencia. Luego el Campeonato de Catalunya: dicen los expertos que el mejor, aunque yo le veo defectos por todas partes. Y ahora, allá que vamos, el Campeonato de España. Lo que haga falta.
¿Mañana? Mañana no tengo ganas de nada, y menos ahora que espero el resultado de unas radiografías de mi hijo.
Lo vivido este fin de semana en Sils impone una pausa para recapacitar sobre lo que el reglamento describe como Campeonato de España de las categorías promocionales.
El “Multipistes” fue, en su tiempo, un circuito con unas características excelentes. Tanto que en los dos últimos años mis hijos han sido socios del mismo, ya que lo consideré un lugar óptimo para sus evoluciones.
Hoy el paso del tiempo, la dejadez, y sobre todo la ausencia de inversiones, han hecho mella en su rostro.
Sils ya no vale. Al menos para una reunión que presume de ser – o debería serlo- la más importante del año. Su seguridad es precaria para garantizar la integridad de unos chavales que ruedan rápido. Muy rápido.
Los accidentes habidos en la prueba para Júnior-Inter A dos semanas antes, y los producidos en la Cadete-Yamaha lo confirman.
No valen ya las protecciones en forma de neumático de camión clavados en el suelo (385/65/R 22’5, concretamente, y que -¡vaya¡- fueron sacadas al día siguiente del accidente de mi hijo). Son como piedras.
No vale ya no respetar las distancias mínimas de seguridad entre segmento y segmento de pista y separarlos con cuatro conos ineficaces.
No vale tener bloqueadas las salidas de la ambulancia con un candado cuya llave tarda siempre demasiado en aparecer.
No vale ya una rampa de entrada a boxes demasiado estrecha, angosta y empinada, llena de trampas a derecha e izquierda.
No vale tapar con lonas las bases de una torre de control que puede caerse –y lo hará, tarde o temprano- por efecto de la aluminosis.
No vale cobrar 60 Euros a casi 90 pilotos por entrenar el viernes y poner sólo a una persona –y a una sola ambulancia- para controlar las tandas de la jornada. Aleida López estuvo el viernes 1 minuto debajo de su kart volcado hasta que fueron sus compañeros de pista quienes se lo quitaron de encima.
Sils no vale. Y Vic, con sus muros asesinos, tampoco. Y Salou con sus pianos excesivos y otras “delicadezas”, menos. Y... ¿sigo?.
Aunque se trata de niños, y precisamente por tratarse de niños, el karting no debería ser un juego. Un juguete en manos de algunos federativos. El Campeonato de Catalunya no debería ser una fruslería. Ni el de España una falta de rigor y responsabilidad.
Es de sentido común señalar que la velocidad es un factor de riesgo. Luego, en puridad, hay que reconocer que el riesgo existe en el karting por lo que de lo que se trata es de minimizarlo, de circunscribirlo dentro de los márgenes que el deporte del motor concibe como razonables.
Cuando un certamen merece el apelativo de “Campeonato de...” –sea de España o de mi barrio- sus participantes merecen unos medios y una seguridad extremos por parte de sus gestores. Y en Sils no hubo nada de todo ello.
Los precios de las inscripciones (tarifa única para una o dos carreras: 240 Euros; más caro que en el Europeo); gasolinas (1’80/2’40 Euros litro); alquiler de motores para cadetes (270 Euros por carrera); renovación de pases extraviados (100 Euros) son un ABUSO para un certamen, insisto, autodefinido para “categorías promocionales”.
Quienes lo pagan merecen mucho más de lo que recibieron.
Quienes lo pagamos merecemos mucho más que la inoperancia, lentitud y falta de reflejos de algunos de los escasos controles que había en la pista; mucho más que un control inexistente de los entrenamientos preliminares ilegales –que los hubo (¡la pela es la pela¡)-; mucho más que tener que hacer una hora y media de cola para pasar las verificaciones administrativas; mucho más que unos lavabos antihigiénicos, una restauración inexistente o una megafonía torturante.
Mucho más que la EXTORSION de tener que entrar en el parque cerrado con una antelación absurda unos innecesarios neumáticos de agua (¡otra vez la pela¡) bajo la amenaza de tener que correr con slicks en caso de lluvia... Más gasto. Más negocio. ¿Categorías promocionales?
Y, sobre todo, los hijos de quienes lo pagamos merecen MAS SEGURIDAD.
El mundo del karting en España es pequeño. Muy pequeño,y endogámico. Durante años se mantuvo casi en la sombra. Fenómenos como Fernando Alonso o Antonio García lo han hecho crecer un poco. Sólo un poco.
El voluntarismo de unos pocos no se corresponde con el nivel –exagerado- de profesionalidad de otros muchos. Tal vez demasiados.
Apenas llevo 3 años en el karting, pero casi 30 como periodista del motor y centenares de carreras a mi espalda, por lo que puedo hablar con conocimiento de causa, autoridad y contundencia de la materia. Le duela a quien le duela.
A menudo he oído y recibido críticas por el trato que los medios de comunicación hemos dado al karting. Ya saben: matar al mensajero.
¿Hablar de karting? ¿Para qué? ¿Para airear estas y otras miserias? ¿Para mostrar unos defectos de algo cuyo único síntoma de vida son sus constantes e impresentables cambios de calendario, al menos en Catalunya?
Que no se rasgue las vestiduras el actual sanedrín del karting español. Si siguen así pronto dará motivos a los que sólo buscan carroña en la información para que hablen de este deporte.
El karting en España, o cambia radicalmente, o jamás levantará cabeza y se colocará al nivel que le debería corresponder.