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LOGANF1 ![]() ![]() ![]() Grupo: Members Mensajes: 5.560 Desde: 11-March 08 De: Spain Usuario No.: 3.688 ![]() |
DE LA ROSA DE PROBADOR EN TOYOTA
http://www.pedrodelarosa.com/pedrodelarosa...amp;S=Verdadero Rescato este topic del foro porque me parece una de las posibilidades que más se comentó en el momento en que fue echado de Jaguar. y este otro tampoco está mal,sobre todo por lo premonitorio del último forista en lo del despido de Pedro y Eddie...eso sí,sus sustitutos no fueron precismante esos dos pilotos. DE LA ROSA Y BUTTON EN JAGUAR http:// www.pedrodelarosa.com/pedrodelarosa.com_non_ssl/castella/foro/topic.asp?topic_id=5201&forum_id=1&Topic_Title=%26%23191%3BDe+la+Rosa+y+Button+en+Jaguar+en+2003%3F&forum_title=F%F3rmula+1+en+espa%F1ol&M=Falso&S=Verdadero ais...esto de bucear que de recuerdos trae. -------------------- Web: http://www.quemandorueda.net/
Revistas: http://issuu.com/loganf1 http://issuu.com/quemandorueda "With luck, you'll win some battles, with brains, you'll win the war..." "Para la F1 sólo valen aquellos que piden el máximo y se lo exigen a si mismos" "La F1 es un negocio de Lunes a Viernes y un deporte los fines de semana de carrera...y a veces, ni eso" |
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![]() Tess (Star Apellos) ![]() ![]() ![]() Grupo: Members Mensajes: 4.140 Desde: 11-March 08 De: Spain Usuario No.: 5.019 ![]() |
A la espera. Pedro Martínez de la Rosa, en el circuito de velocidad de Montmeló, en Barcelona. El piloto probador de McLaren aguarda 2007 para volver a ser piloto oficial de Fórmula 1. Un campeón sin coche Es tan rápido en los entrenamientos como el campeón del mundo, pero no sale a disputar las carreras. Pedro Martínez de la Rosa, piloto probador de McLaren-Mercedes, no se resigna a que el fichaje de Fernando Alonso por su escudería en 2007 le cierre otra vez las puertas de la titularidad. El barcelonés, 34 años, cuya relación con el piloto asturiano es inexistente, reivindica un monoplaza a 50 días de que arranque el Mundial: “No voy a estar de piloto de pruebas toda la vida”. Inicios. El Kartodrom Catalunya, en Llissa de Vall, Barcelona, ha sido el vivero de muchos futuros ases del automovilismo como el propio Pedro De la Rosa. Hobby. El piloto, dos veces campeón de Europa de coches teledirigidos, junto a un helicóptero de aeromodelismo. Compromiso. De la Rosa, que corría con Jaguar, saluda a Fernando Alonso en Barcelona, en 2001. Por Eduardo J. Castelao. Fotografías de Ricardo Cases "No entiendo que siga montado en un coche. ¿Qué más tiene que demostrar?", susurra el Pere mientras se enciende un Ducados. Hace frío en la cafetería del circuito de karts donde Pedro Martínez de la Rosa (Barcelona, 1971), tercer piloto de McLaren-Mercedes y comentarista de Fórmula 1 en Telecinco, entrena cuando no está probando motores y ruedas en cualquier país del mundo. Es el Kartodrom Catalunya, escondido en el pueblo barcelonés de Llissa de Vall, corazón de la comarca del Vallés. ¿Y por qué sigue montado en un coche? "Estoy en la Fórmula 1 porque me lo paso bien, porque me gusta mi trabajo y porque veo que si lo hago bien conseguiré un asiento. El día que me quiten la zanahoria, el día que ya no vea opciones de conseguir un asiento como piloto oficial, lo dejaré", responde. Esas opciones de conseguir un puesto de piloto oficial han menguado aún más. Fernando Alonso será uno de los dos pilotos titulares de McLaren-Mercedes en 2007. Desde que salió la noticia, De la Rosa no ha querido decir nada, pero no hace falta ser muy listo para saber que no le ha sentado bien. Por un lado, porque significa otra puerta cerrada y, por otro, porque las relaciones entre ambos no son buenas. Tampoco malas. Simplemente no son. La elegancia le impide soltar la lengua, pero en sus palabras se intuye la distancia. "Es que Fernando es un tío muy especial. Va muy a lo suyo", se limita a decir, aunque en su círculo confirman que algunas de las actitudes del asturiano no le gustan, y no por nada: es que no las entiende. Son dos polos opuestos, dos formas de ser completamente diferentes. Pasa por encima del tema Alonso recostado sobre una silla de la cafetería del circuito de karts, en cuyas paredes amarillas sonríen, enmarcados, el propio Pedro, Marc Gené, Fernando Alonso, Ayrton Senna... Mientras Pedro habla, el Pere lo mira con los ojos de un padre que no es. El Pere es Pere Amat, 53 años, un hombre que le ha acompañado por todo el mundo, Japón incluido, sin saber una palabra de inglés. El mismo que le hizo su primer circuito en la tierra de la finca familiar, en Cardedeu. Es el encargado de mantenimiento en Martínez Llera S.A., el laboratorio que fabrica los esparadrapos de la marca Galeno, propiedad del padre del piloto. Jaime Martínez no quería que su hijo Pedro se dedicase a correr en un coche porque su hermano, que también se llamaba Pere, falleció en un accidente de tráfico. De la Rosa explica que eso cambió a su padre: "Dejó de participar en las carreras motonáuticas. No quería saber de nada que significase riesgo, velocidad, competición". Y hay mucho riesgo en ir a 350 kilómetros por hora en uno de los 20 bólidos que forman la parrilla de un Gran Premio de Fórmula 1. De momento, Pedro tiene que conformarse con ser el tercero, el reserva, el hombre que prepara todo pero que no sale a escena. Lo asume con una naturalidad que impresiona, ni siquiera las canas de sus patillas se mueven cuando habla, y hasta es capaz de reírse de su mala suerte. De su etapa en el colegio San Peter’s School de Barcelona le quedan el inglés y Víctor Prat, amigo suyo desde hace 20 años. Fue él quien le gastó la última broma, contada por otro de la pandilla, Álex Cucurull, Cucu: "En realidad, no recuerdo muy bien quién fue. Era una cena de los amigos y a alguien se le ocurrió llamarle ‘vieja gloria’. Como es un cachondo mental, y él muchas veces se ríe de ti, tú te puedes reír también de él". Así que a la "vieja gloria" no le importa que sus amigos, los de siempre, los que pasaban el verano en Ibiza mientras él se marchaba a Inglaterra a competir con 18 años, se tomen a broma su situación. Es su carácter. Un carácter que le lleva a lograr que nadie hable mal de él, que medio barrio de Sarriá —donde vive junto a Reyes, su mujer, una guapa diseñadora de interiores de la que se enamoró en 1992, y Georgina y Olivia, sus niñas, pequeñas aún— tenga una foto o un autógrafo suyos. "Nunca le he visto decir no a nadie. Y si tiene algo, lo da. En 20 años que le conozco jamás he discutido con él", confiesa Víctor. Injusticia. Durante la sesión fotográfica en el circuito de Montmeló, varias personas le paran y le piden un garabato. Los firma y ha de responder siempre a la misma pregunta: "¿Por qué no tienes un coche competitivo?". "La gente me masacra con esa pregunta, y yo siempre pongo la misma cara. Es que no sé qué contestarles, ¿sabes? Porque yo no lo sé. Y cuanto más me lo pregunto, menos respuestas tengo. Me dicen que no lo entienden, siendo el más rápido los viernes", afirma el piloto, vestido con el mono de su escudería, que lo será también durante este año, sólo que sin poder rodar los viernes, ya que McLaren-Mercedes ha terminado segunda en el campeonato de Constructores y no tiene derecho a las pruebas de ese día. Con 34 años la edad pesa en un tinglado tan grande como la Fórmula 1, ávida de generar nuevos mitos, cada vez más jóvenes, descarados, capaces de publicitar cualquier producto en el lugar más insospechado del mundo. Ahí, un tipo afable, padre de dos niñas, con una vida de lo más normal fuera de los circuitos, quizá no venda tanto. "La edad le influirá de cara al futuro, sobre todo. Si tuviera 23 años tendría muchas más opciones", explica Luis Pérez Sala, ex piloto español de Fórmula 1 entre 1988 y 1989 (en 32 carreras consiguió un punto con Minardi gracias a un sexto puesto, una proeza en la escudería más humilde de todas). Otro ex piloto, el valenciano Adrián Campos, también se subió a un Minardi entre 1987 y 1988, y es mucho más práctico: "Yo creo que cuando Pedro llegó a la Fórmula 1 no había la coyuntura necesaria para que explotase. Alonso llegó a Minardi y ya tenía un contrato con Renault. Tanto Pedro como Marc Gené son los últimos que han llegado solos, siendo de un país en el que no había ninguna tradición...", cuenta, y apunta una posible puerta de salida: "A partir de 2008 sí podría tener más opciones porque habrá más equipos". En ese momento, dentro de tres años, la Fórmula 1 eliminará el canon que toda escudería debe pagar si quiere participar: 48 millones de dólares. Dicen, incluso, que el propio Campos prepara un equipo español para ese año. Pero De la Rosa no tiene pensado aguantar tanto: "Si en dos años no consigo un asiento oficial, no tiene sentido. No voy a ser piloto de pruebas toda la vida". Fecha límite para su paciencia: 2007, el mismo día en que llegará Alonso. Quizá demasiado tiempo para alguien que desde los 8 años tuvo claro que lo suyo eran los coches. Al principio, hubo de conformarse con los teledirigidos, un sucedáneo compatible con la negativa de su padre a que corriera en esos primeros años. Gracias a su destreza en la conducción a distancia, viajó a Suiza y Suecia en el Renault 18 color plata familiar. Dos días non-stop, desmontando los coches en las aduanas para que los policías no pensasen que eran bombas y creyeran que aquel canijo había sido campeón de Europa de coches teledirigidos (dos veces). "Pero yo no iba montado en ellos, y enseguida me empezó a saber a poco". Sin el apoyo familiar, con el Pere buscándole cajas de Coca-Cola para hacer de podio e inventándose pizarras que le marcaban los tiempos durante las carreras, Pedro de la Rosa se agarraba a su instinto y a la descarga de adrenalina que le provoca la simple visión de un coche. Compite y gana en Cataluña. Compite y gana en los campeonatos españoles y, con la ayuda de la Federación, pasa tres años en Inglaterra —en la Fórmula 3 de aquel país—, donde también gana, excepto en 1994, su último año. En Japón."En noviembre de ese año estoy a punto de colgar el casco. Tenía 23 años, se me había acabado el apoyo de la Federación y no tenía ofertas. Estuve como un boxeador, tambaleándome", cuenta. Cuando estaba a punto de derrumbarse, una llamada de Japón le cambió la vida. Toyota le ofreció ser profesional, "pero en Japón, ¿me entiendes? A mí, en aquella época me importaba una mierda Japón. Después de mucho pensarlo, con el único apoyo real de mi novia, me marché para seguir con mi carrera profesional". Otro obstáculo que aún no ha tenido recompensa. El primer día en Tokio no fue fácil, y menos aún en Gotemba, ciudad a 100 kilómetros de la capital donde le recibió un apartamento de 20 metros cuadrados —"un cuchitril"—, con un futón para dormir y poco más. "Cuando me quedé solo pensé: ‘Mañana mismo me vuelvo’. Pero al día siguiente, cuando vi los coches, me volvió a subir la adrenalina. Mi novia llegaba en unos días y teníamos unos entrenos en el circuito de Suzuka", recuerda ahora, con una sonrisa, producto de su primera y más grande anécdota japonesa: "Ellos son muy raros. Entonces, el día que conocí al director de la escudería, me encontré con un señor muy mayor. Cuando le di la mano se tiró un pedo enorme, y yo me quedé blanco. Pensé que era una tradición o algo así, pero me dijeron que no y que ese hombre estaría siempre avergonzado cuando me viera. Efectivamente, en los tres años que estuve allí apenas me miraba a la cara". Un trienio en Japón, aguantando a los mecánicos —"te decían siempre que sí y luego no hacían nada en el coche"—, durmiendo en el futón porque jamás se decidió a comprar una cama, siempre pendiente de marcharse. Pese a todo, cosechó más éxitos, ganó la Fórmula 3.000 japonesa, y llegó la llamada de Eddie Jordan. El mito de la Fórmula 1, dueño de la escudería que lleva su apellido, telefoneó al piloto y lo montó en uno de sus coches en el otoño de 1997. "Fue un cambio brutal", admite él, explicando un paso que lo llevaba de coches de 500 caballos a coches de 850. De 290 kilómetros por hora como máximo, a 350-360. "Pero lo que más llama la atención de la Fórmula 1 es la frenada de los coches. Ahí te das cuenta de que es un mundo completamente diferente, mucho más bestia". Veterano. Comienzan entonces —1998— los siete años que lleva en este circo. Empezó como probador, fue piloto oficial y ahora vuelve a ser probador. ¿Un tiempo perdido? Para un tipo que hace lo que quiere, no. Por medio quedaron sus dos años en Arrows —debutó en un Gran Premio el 7 de marzo de 1999 en Australia y puntuó, algo inusual para un primerizo en la máxima categoría del automovilismo mundial—, de donde le echaron sin previo aviso. Fue su primer disgusto gordo. "Mi mejor año en la F-1 fue 2000, pero a final de temporada el equipo necesitaba dinero y vino la marca Red Bull ayudando a Enrique Bernoldi y me echaron. Entonces me cabreé mucho, pero ahora lo veo como una curva más del camino". Descubre con esa frase otra de las posibles causas de que no encuentre sitio en un equipo bueno después de haber demostrado que corre como el que más. El negocio. Lo explica muy bien Víctor Prat, su amigo: "¿Por qué ha estado Takuma Sato en BAR Honda? Pues porque Honda, que es una marca japonesa, aportaba 35 millones de dólares y quería a un piloto japonés en su escudería". El tal Takuma Sato, en 2005, ha sumado un punto —un octavo puesto— en las 19 carreras, y tiene en sus manos uno de los cuatro o cinco coches competitivos de la parrilla. "También influye otra cosa", intercede Luis Pérez Sala. "Hay escuderías que fichan a tíos como Montoya o Raikkonen. Para que nos entendamos, es como si el Real Madrid ficha a Ronaldo y lo deja en el banquillo. En este caso, Montoya sería Ronaldo, y tendría que hacerlo muy, pero que muy mal para que Pedro lo sustituyera, aunque posiblemente tenga igual o más calidad que él". Pero Pedro, que no acabó Económicas por los coches, no se da por vencido. Cree que su paso por Jaguar —2001 y 2002, cuando fue despedido de Arrows— le ha perjudicado porque, dice, "me encajonaron como un piloto de escuderías pequeñas. Pero ya he demostrado que no es así". Se refiere a su actuación en marzo de 2005 en Bahrein, sustituyendo a Juan Pablo Montoya, que se había lesionado. Fue quinto, dejando claro que también es rápido en carrera. Y sigue acelerando. Hace sólo una semana pulverizó en unos entrenamientos el récord del circuito de Jerez, dejando a Schumacher y Alonso a una eternidad. Por todo ello, no piensa tirar la toalla. Bastante le duele que sus padres sólo hayan ido a dos carreras en todos estos años. Le duele que no sean capaces de ver las salidas de sus carreras ni siquiera por televisión. Ha de ser alguno de sus hermanos, Borja o Carlota, quienes, pasadas las primeras vueltas, les digan a sus padres que ya pueden pasar al salón y mirar la tele. Son demasiados sufrimientos como para no intentarlo una última vez. Si pudo contratar al grupo pop La Unión para que cantase en su boda, esto no debería ser más difícil. Un detalle. "Cuando se supo que yo iba a sustituir a Juan Pablo en Bahrein, él mismo me llamó y me dijo: ‘Es una oportunidad. Aprovéchala’". Si hay algo en este mundo que desea Pedro es el lugar que ahora ocupa Juan Pablo Montoya como piloto titular de McLaren-Mercedes. "Da igual. Somos amigos, ¿sabes? ¿Que ser buena persona me ha perjudicado? Pues no lo sé, pero a estas alturas no voy a cambiar". Y El Pere, que se ha levantado millones de días a las cuatro de la mañana para hacerle a Pedro los batidos de fruta, le mira y asiente mientras se enciende otro Ducados. http://www.elmundo.es/suplementos/magazine/2006/330/1137767771.html[URL-NOMBRE]LINK ![]() ![]() ![]() -------------------- Lo prometió y lo cumplió: Nippon Ichi ¡¡¡ Vuelve !!! ¡¡¡ Fernando ya estamos en Ferrari !!! Estoy hasta las narices de la puñetera maFIA |
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