Carta a Pedro Martínez de la Rosa Opciones

[ogledalo]

Eso

Y por darnos la razón tras tanto tiempo creyendo y yendo a contracorriente. Como tú, somos muchos los que creíamos en que esto podía pasar.

Superar al piloto titular en la parrilla, vuelta rápida en carrera, adelantamientos al límite... ¡Ahí queda eso!

Gracias

Gracias.

[nuevo]

Había pasado mucho tiempo… y al fin lo conseguía… Hacía mas de un año que había corrido su última carrera y él había perdido toda esperanza de verlo en directo en una carrera de F1… pero allí estaba, subiéndose a ese coche plateado que reflejaba el sol de de mediodía y lanzaba sus destellos a todos los rivales, como queriendo cegarlos, como queriendo dejar claro quién era el rey de la parrilla… la niña de los ojos de todos los fotógrafos acreditados… Sin embargo no era el coche lo que realmente refulgía, era él, una especia de aura lo envolvía que hacía que todo el mundo se fijara en él, le gritara, coreara su nombre.
Lo que parecía totalmente imposible había ocurrido, el campeón había tenido un accidente en los entrenos de la semana anterior en ese mismo circuito y se había hecho una fisura en la muñeca, nada grave, pero como consecuencia de eso, el equipo, ese equipo que entonces le dio la espalda muy a su pesar, volvía a requerir de sus servicios. Era el reserva, el suplente, el tercer piloto, era el que había estado consumiéndose estos últimos años en la sombra del box mientras otros llevaban su coche, ese coche que tanto había mimado y pulido desde hacía tantos años… Los dos titulares lo reconocían, ellos eran rápidos y muy buenos, los mejores, pero Pedro era el coche, y ese coche también era el mejor…
Pero ahora estaba en la parrilla, y no en cualquier parrilla, estaba en su casa, Montmeló, ese circuito con el que tenía una relación de amor y odio que nunca había acabado de desaparecer… Ahora ese circuito le brindaba su oportunidad, le brindaba su última oportunidad, parecía como si quisiera pedir disculpas por tantos años de sinsabores, parecía que quisiera pedir perdón en nombre de toda la Fórmula 1, se le debía una gloria que nunca había saboreado
Los entrenos no habían sido malos, estaba 4º en parrilla, la única pega era su compañero, había hecho la pole y había sido más rápido durante todo el fin de semana, sin duda ese chico había madurado y había llegado a ser todo lo que en su día se le supuso, formaba junto a Alonso la pareja más letal de todos los equipos y una de las más espectaculares que la f1 jamás había conocido, todo el mundo le daba como ganador, si la mecánica le respetaba…
Sonaron las sirenas y todo el mundo desapareció de la parrilla, excepto las 22 bestias y sus 22 jinetes, tras la vuelta de formación, el momento. El ensordecedor ruido de aquellos 22 motores a pleno rendimiento no conseguía acallar el tremendo silencio que reinaba en las gradas, todos los ojos estaban pendientes del mclaren, pero no del primero…
Y allá fueron, los coches empezaron a perderse en la infinita recta y se acercaron a la primera curva, de repente el que iba 2º frenó bruscamente, bloqueó las ruedas y sorprendió a sus seguidores, Pedró iba 4º y tuvo que salirse del asfalto para no chocar contra sus predecesores, consiguió salvar el tipo y volvió a la pista… 8º, como no, Montmeló se iba a cobrar su tributo en sangre.
Una oleada de desaliento golpeó las gradas, todo el mundo tenía la esperanza que desde el cuarto puesto y con un poco de suerte podría ganar, pero 8º y en Montmeló, la carrera acababa de acabar, quizá llegara al podio… pero eso no era lo que se merecía, eso no era lo que la gente quería.
Después 50 vueltas y tras una remontada espectacular iba 3º, la estrategia y un par de adelantamientos a final de recta le habían hecho escalar hasta ese lugar en el cajón, pero estaba a 10 segundos del segundo y a unos cuantos del primero, su compañero de equipo.
De repente el segundo coche comenzó a echar humo… y reventó el motor a mitad de recta, las gradas rompieron en un rugido ensordecedor, Pedro pasaba a ser segundo… a 23 segundos de su perseguidor… imposible.