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Un gran reserva en el banquillo
De la Rosa vivió su primer viernes sin coche en el escenario que le redescubrió al mundo

TONI LÓPEZ JORDÀ - 11/03/2006
Sajir (Bahrein). Enviado especial

Sentado a la sombra para protegerse de la agobiante canícula del desierto de Bahrein (ayer, 34 plomizos grados de calor seco), Pedro de la Rosa espera paciente a que le llame su equipo a una reunión al término de los entrenamientos. Hace un año era él quien se bajaba del bólido número 10, del lesionado Montoya, preparado para correr su primera prueba en dos años y medio; una carrera en la que causaría sensación y se reivindicaría con sus salvajes adelantamientos a Button, Barrichello y Webber, con su quinto puesto y la vuelta rápida. Hoy le toca esperar en el banquillo a que Kimi o Montoya estén impedidos. "Cuesta llegar al circuito y ver que no tienes trabajo… Se me hace difícil, es una sensación extraña", comenta Pedro, el campeón de los viernes, ahora en paro.

La normativa de la FIA, que no permite el tercer bólido los viernes a las cuatro primeras escuderías del anterior Mundial, es una adversidad para esos equipos porque no pueden hacer tantas probaturas para la carrera, pero sobre todo supone un revés para los pilotos probadores como Pedro (o también Marc Gené), gente experimentada y sedienta de competición que mataba el gusanillo y se podía exhibir a falta de carreras donde demostrar su valía. De la Rosa encontró un escaparate en los viernes del 2005: fue el más veloz en 8 de los 12 en que participó (los otros 7 pilotó Wurz) y en su primera - y única- oportunidad en carrera se lució.

"Aquello fue algo anormal, no suele suceder", dice con su habitual modestia este barcelonés de 35 años al que se le pierde la mirada en la nostalgia cuando recuerda el abrazo con su mujer, Reyes, al bajarse del coche. "Fue un momento muy especial, nunca había competido con un coche bueno, nunca había hecho una vuelta rápida y no corría desde hacía más de dos años… Al llegar a Bahrein me perdieron las maletas, pero ni me alteré de tan contento que estaba porque por fin iba a correr", rememora Pedro con añoranza.

"Ahora me toca venir a cada circuito del calendario… Voy a viajar más que el año pasado. Como soy único piloto reserva (Wurz se fue a Williams) estoy obligado a acudir a cada gran premio y estar en guardia hasta el sábado. Una vez empieza la calificación, el equipo debe escoger los neumáticos, el chasis y los pilotos oficiales. Después, ya no se puede cambiar nada".

Alonso, quinto
A pesar de que las bajas de última hora son improbables, De la Rosa no pierde la esperanza. "Nunca se sabe qué puede pasar, yo vengo con mis datos de cada circuito y con la mentalidad de que en cualquier momento se puede dar el caso: es mejor estar aquí, que no estar", sostiene, sin preocuparse de que Davidson, el probador de Honda, sea el primer jefe de los viernes. El inglés fue el más rápido (1m31s353), por delante de Schumacher (Ferrari), Wurz (Williams), Massa (Ferrari) y Alonso (Renault), quinto mejor tiempo a 1,1s.

Ahora a Pedro le toca estar disponible y atender al equipo en los entrenamientos, por si le precisan información de neumáticos, chasis o cualquier detalle del coche. Ayer tocó electrónica. Raikkonen dio el susto al detenérsele el MP4/ 21 tras 11 vueltas, "debido a un sospechoso problema eléctrico", dijo Kimi. "No parece importante, pero habrá que ver que no haya afectado al cambio o a la transmisión", advertía Pedro, siempre solícito, antes de entrar a la reunión con los jefes.

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