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Pedro de la Rosa - Foro _ Fórmula 1 en español _ Fangio y el resto

Publicado por: Adeur el Aug 31 2000, 03:21 AM

Machaquito tio, no se de donde sacas estos relatos pero.... Son las ostia!!!

Muchisimas gracias. Asi da gusto leer el foro.

Saludos,
Adeur.

Publicado por: It Rocks el Aug 31 2000, 03:23 AM

En esto tienes razón, aquí la gente todo lo que es anterior a Schumacher les trae sin cuidado. Yo nunca he visto correr a nadie anterior a '88, pero me he ido interesando y sé que Fangio marcó una época. Ni todo lo antiguo es inservible ni todo lo moderno es mejor. Gracias machaquito por el 'revival'!!!

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\ \__________\\ IT ROCKS!!
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Publicado por: Ayrton el Aug 31 2000, 03:43 AM

It rocks: cuanta razon tienes.

AQUI HAY GENTE A LA QUE TODO LO ANTERIOR A SCHUMACHER LES TRAE SIN CUIDADO, Y YA LO HICE CON PUTERIA:

el topic de "Imario y Supersticion:os gustará!!!", en la que se relatan los albores de la formula 1 , solo han tenido respuesta de los que sienten pasión por este deporte más allá de lo natural, de los que como Fangio creen que existe una magia...

Publicado por: David Plaza el Aug 31 2000, 04:58 AM

He encontrado en un libro sobre Ferrari unas lineas escritas sobre Froilán Gonzalez que espero os interesen.

En Julio de 1951 Fangio me llevó a Inglaterra,despues del G.P de Francia,donde me estrené para Ferrari.Dos dias antes del G.P de Silverstone,Juan me mostró el circuito en el Alfa.'Pepe',me dijo,despues de estudiar el trayecto,'creo que vas a ganar esta carrera'.Me gastó una buena broma.En la carrera me situé en primer lugar pero Juan me pasó.No obstante,tuvo que reabastecerse con el Alfa turbo una vez más que yo con el Ferrari 373 aspirado.Ascari había abandonado."Cuando paré en el box,salí del coche para pegarle pero él me puso la mano en el hombro para que yo continuara.Asi fué como conseguí ser el primero en ganar un G.P mundial con Ferrari.
Al contrario que otros pilotos,mi relación con Enzo siempre fué cálida y amistosa.Yo conocía sus dificultades económicas.Un dia,me dió un papel para que yo lo firmara.Y asi lo hice,sin saber que era un contrato.Un contrato por seis millones de liras que nunca esperé recibir.En una ocasión en que comiamos juntos,me dijo que me pagaría de otra forma:me dió un chasis de un modelo deportivo con carrocería Vignale ,que luego vendí en Argentina.
De algunas cosas me acuerdo bien.De otras no tanto,como por ejemplo del chico de 12 años al que le firmé un autógrafo en Silverstone en 1951.Hace poco tiempo me contó cuánto le había encantado conseguirlo.Era Jackie Stewart".

Saludos

Publicado por: Javier Carral el Aug 31 2000, 05:07 AM

Macha tio, el haberle podido dar la mano al automovilismo en persona...
Como me encantan estos topics...

Publicado por: Raspeix el Sep 1 2000, 06:06 AM

Machaquito,muy bueno.

Ayrton,que razon tienes.Relatos asi valen la pena leer y vosotros que disponeis de bibliografia prodigar mas topics como el tuyo"Imario y supersticion:os gustara" y la respuesta de J.Carral eso sies calidad.

un saludo.....

Publicado por: ErPepe el Sep 2 2000, 10:53 PM

Gracias.

Publicado por: Enrique el Sep 3 2000, 06:24 AM

Un tipo listo este Fangio. Para el habia dos marcas: Maserati y Mercedes.

No sabia el tio ni nada.

Muchas gracias Machaquito a ver si recuperamos este tipo de topics.

ANIMO PEDRO Y PEDRISTAS

Publicado por: Carlos Castellá el Sep 3 2000, 06:34 AM

Magnífico Machaquito. Me alegra ver que hay gente tan aficionada a la historia.
Saludos,

Carlos

Publicado por: lmaceves el Sep 3 2000, 10:58 PM

Vale la pena dedicar los ratos libres a este foro, aunque solo sea por encontrar topics, comentarios y sentimientos sobre el automóvil y la competición, expresados de la manera que se expresan en éste.

Hace algún tiempo preguntaba, en un topic si pensabais que los coches tenian alma, Pues aquí he encontrado la respuesta; mientras haya quién sea capaz de sentirlos de la forma que lo hacen personas como Machaquito y muchos otros de los que estamos en este foro, la respuesta será SÍ. El dia que los veamos como una simple máquina para ir de un lado a otro se convertirán en simples objetos.

Gracias por mantener lo que siempre hubiera debido (es mi opinión) el espíritu de este foro; Para conversar esta el chat.

Saludos

Publicado por: carreras el Sep 4 2000, 02:34 AM

Me caen bien los argentinos, pero a veces no entiendo como pueden ser tan capullos, como para nombrar deportista argentino del siglo, a un drogata macarra y tramposo como Maradona, y dejar segundo a un SEÑOR, un grandísimo deportista y probablemente el mejor piloto de todos los tiempos como lo fue Fangio.
¿Os recuerdo uno de sus consejos preferidos?
Hacé mucha gimnasia, que el cerebro funciona mucho mejor.
¿Cual será el de Maradona?
Esnifá...
Chutáte...
Sin comentarios.

Publicado por: jjn el Sep 4 2000, 03:10 AM

Gracias, por que si.

Publicado por: Fanfa el Sep 4 2000, 03:35 AM

Me voy a quedar sentado a esperar el proximo, porque machaquitocom me has dejado sin aliento, entre esta y la del Imario, la cosa esta cada vez más difícil de superar.

FANFA

Publicado por: pirrol el Sep 4 2000, 06:11 AM

Esto sabe a gloria, este topic y el de la superstición son tremendos, siguid así que el foro vuelve por sus fueros y sólo le falta uno de esos topics sobre técnica y mecánica.

Genial.

Edited by - pirrol on 9/4/00 1:48:17 AM

Publicado por: juaki.nen el Sep 6 2000, 04:04 AM

hola machaquito ya habras adivinado quién soy, me he pegado el curro de leerlo pero vale la pena y tu prima que esta aquí no lo ha leido pero dice que eres un rollero, como ella cuando escribe que me manda las cartas en dosiers.
Saludos

Juaki.nen el ferrarista and company

Publicado por: machaquitocom el Sep 16 2000, 04:03 AM

San Remo, 1949
La excursión a Reims, Francia, antes del Gran Premio de Caracas, fue un anzuelo dificil de ignorar.

La victoria de Oscar en Palermo, en enero de 1949, demostró por fin que los argentinos estaban para ganar en cualquier pista del mundo. A la semana de aquel triunfo, con una Maserati, Fangio gana en Mar del Plata. ¡A sólo 70 Kilómetros de Balcarce! “Se vinieron 30 mil paisanos a verme. En Balcarce sólo quedó el cura.” ¡Y qué nombres dejó atrás: Ascari, Villoresi, Farina...!

Oscar no quiso intentarlo. Son Fangio y Benedicto Campos quienes hacen las valijas. Serán pilotos, chóferes y mecánicos del equipo argentino, dispuesto a arrebatar honores a los europeos en su terreno.

¿Qué van a buscar?, les pregutan antes de la partida. “Al menos un triunfo”, espera Fangio. Sus socios le han dado un año de gracia, para que les demuestre a los gringos lo que sabe. Tiene ya 36 años. Al menos un triunfo...

La noche del 2 de abril de 1949, uno de los garajes del circuito Ospedaletti de San Remo alberga afiebrada actividad. Una biela fundida es el desvelo de Fangio. Con una tela esmeril, el Chueco pule durante dos horas el cigüeñal, coloca el cojinete nuevo, lo aprieta contra la biela, lo prueba. A la una de la mañana les dice a sus ayudantes: “Coloquen el cárter y terminen el coche. Yo me voy a dormir”. No están Ascari ni Farina, pero en las tortuosas subidas del trazado mediterráneo asoma la clase del príncipe siamés Bira. Las dos Maserati 4CLT, de litro y medio, azules y amarillas – los colores argentinos –, suministradas por el ACA, largan en primera fila.

¿Aguantará el motor de Fangio el trajín de las dos series de 45 vueltas cada una?

“La única manera de conseguir el triunfo es picando al frente – piensa Juan Manuel en su cama –. Este circuito es parecido a Mar del Plata, hay que cuidarse de los cordones y doblar fuerte cuando haya espacio. Protegerse de cualquier macana ajena, no desconcentrarse un segundo. La mejor posición para reunir tantos requisitos es la de puntero...” 3 de abril de 1949, San Remo, es el primer triunfo de Juan Manuel Fangio en Europa. De punta a punta, claro.

“No había tiempo para la farra. Volvimos a Galliate, el pueblito donde teníamos la sede del equipo, en la casa del malogrado Achille Varzi, manejando: yo, el Dodge Guerrero que los americanos habían abandonado en la guerra y que nos había costado 100.000 liras; Benedicto, el Kaiser Frazer con los autos. Ordenamos un poco las cosas y salimos rumbo a pau, en Francia.”

De pau a Perpignan, y de allí a Marsella. Son todas victorias. En Italia se los ve con sorpresa, luego con agrado, más tarde con admiración. Cuando la suerte galantea con otras voluntades ganadoras, Fangio aconseja al ACA comprar dos Ferrari 2000. Luego de una complicada operación financiera, Fangio logra su deseo para el Gran Premio del Autódromo de Monza. Y gana, ante los ojos de Enzo Ferrari, ante el estupor de los espectadores que ven a sus pilotos, la crema y nata del automovilismo mundial, derrotados por una máquina con el motor semifundido y un hombre corpulento con talento de campeón al volante. Es demasiado para ellos. Demasiado para permanecer indiferentes. La temporada termina con otra victoria en Albi y dos abandonos en Reims marchando en punta. “Nadie podía entender nada. Para la gente resultaba muy extraño que un tipo llegara desde la Argentina y les ganara a todos sus ídolos. A veces pienso que yo tampoco entendía mucho lo que estaba sucediendo.”

Fangio campeón del mundo
“Yo había corrido con Maserati, con Ferrari, con Sinca, pero nunca con Alfa Romeo. Era mi deseo más profundo sentarme algún día con Alfa. La casa de Turín se había retirado a fines del ’48, pero volvía para el campeonato del mundo.

¡Y me llamaron! Fuimos con Farina a la presentación en San Remo. Ellos no querían correr en un principio, decían que el auto era un desastre. Los convencí diciendo: ‘Si gano, gana un Alfa; si pierdo, pierde Fangio’. Patiné en la largada y se me escaparon, pero le fui tomando la mano a la Alfaletta y gané. Me preguntaron cuánto quería por correr para ellos. Firmé el contrato en blanco. ‘Ahora llénelo como querían’, les contesté.

El equipo de las FA (José Farina, Juan Manuel Fangio y Luigi Fagioli) terminó invicto el torneo de 1950. Tres victorias para Farina (Inglaterra, la primera del certamen; Suiza e Italia), las tres restantes para Fangio: en Mónaco, un temible accidente en la primera vuelta, donde se involucran diez autos, es salvado por el argentino, quien el día anterior a la carrera había visto fotografías de un accidente similar ocurrido en 1936 y supo entonces como superar el trance; en Spa-Francorchamps y en Reims. “En Monza necesitaba al menos un cuarto puesto para asegurarme el título. Había cinco Alfettas disponibles, y los directores dispusieron sortearlas: Farina y Fagioli también podían aspirar al campeonato. Se pusieron unos papelitos dentro de un sombrero y echamos suerte. Me tocó al que peor andaba, me di cuenta apenas la probé. Apuré de entrada y el motor no respondió. Abandoné la carrera, pero no las aspiraciones. De lago estaba seguro: el título no se iba a escapar el año siguiente.”

La Alfetta era un auto para correr a 180 km/h, y consecutivas modificaciones en motores y carrocerías, llegó a rendir 310 km/h. Un coche pesado, con gomas muy finas, a semejante velocidad, no era precisamente algo sencillo de manejar. Se necesitaba de un temperamento robusto, un conjunto de músculos y cerebro con poder extremo de decisión. Fangio era esa conjunción. El campeonato del ’51 arranca bajo al lluvia del bosque de Bremgarten, en Berna. Fangio los madruga en el aguacero del pique. Ya son nueve puntos en el bolsillo. Las velocidades trepadas de Spa, un mes más tarde, le deparan un abandono, pero el consuelo de un punto más por haber registrado el record de vuelta. Luego en Reims, el circuito-mito de Fangio, el magneto rajado lo obliga a compartir primer cartel con Fagioli.

Los noventas giros de Silverstone depararon una enorme sorpresa. La victoria nofue del campeón, ni del aspirante, ni siquiera de un Alfa Romeo.

Por primera vez en la historia, la corona de la victoria viajaba a Maranello. La hazaña la rubricaba al pie de un cabezón de Arrecifes, José Froilán González. En Nürburgring repitió Ferrari en manos de Ascari, pero Fangio logró el segundo lugar y algo más de luz en el certamen.

Monza volvió a traer aires de derrota al equipo Alfa. Ascari y Froilán construyeron un histórico1-2 para Ferrari, que ubicaba cuarto a Villoresi y quinto a Taruffi. El poderío milanés se deshacía, y sólo quedaba una carrera para definir el torneo: el Gran Prix de España, en el Barcelonés suburbio de Pedralbes.

“No hubo necesidad de preguntarle a Juan Manuel Fangio si estaba contento, verdaderamente contento, por su victoria –escribía el periodista español Antonio Valencia, en el número de la última semana de octubre de ese año del semanario deportivo Marca – , su cara era todo un poema. Las felicitaciones y los abrazos parecían abrumarlo, sin embargo... Del vencedor ya está todo dicho, con no haber dicho mucho. Hizo una carrera implacable, exacta, redonda. Sobrepuso su clase y las condiciones de su máquina por encima del nivel del rendimiento enorme de González y Farina. Su lavor tuvo dos fases decididamente brillantes: la del despegue, para lograr posición y velocidad, y la del final, en la que expuso autoridad plena. Hoy, en definitiva Juan Manuel Fangio terminó de demostrar que es un irresistible campeón mundial...”

Sí, Juan Manuel, el de Balcarce, monarca del mundo de los fierros.

Una curva en Monza
En 1952, la Federación Internacional hará el campeonato con de Fórmula 2, de hasta dos litros de cilindrada. Alfa Romeo se retira definitivamente. Juan Manuel Fangio, el campeón del mundo, es requerido en todas partes. Llueven las invitaciones para correr aquí y allá, distintas fábricas le ofrecen sus autos para participar. El Chueco ya tiene un campeonato a cuestas y ganas de más. Firma para Maserati en F2, para la casa inglesa BRM en F1 y correrá modelos Alfa Romeo en carreras Sport. El ajetreo permanente le traerá varios dolores de cabeza y un serio peligro.

“Corrí un sábado de junio en Irlanda, con un BRM y había tomado el vuelo Londres – París –Roma, para llegar a tiempo a Monza y participar el domingo. Pero el mal tiempo hizo que el avión se quedara en le capital francesa, y entonces decidí ir a Milán en auto. Manejé toda la noche, llegando a Monza luego de quince horas de esfuerzo, sin dormir. Mis condiciones físicas eran absolutamente anormales.

Pero largué la carrera. En la tercera vuelta me fui de la pista en la curva de Lesmo y golpeé brutalmente contra las defensas. La historia es breve: a las dos llegué al autódromo, a las dos y media estaba corriendo, a las tres estaba en hospital. En el accidente de Perú yo no perdí el conocimiento, pero estaba moralmente destruido. En Monza no tuve tiempo de asustarme. Cuando me desperté al verme vivo, pensé que había ganado la carrera más importante de mi vida.”

Larga convalecencia repartida entre Milán y Balcarce se llevan el aciago año. La reaparición tuvo lugar en el Gran Prix de Argentina, seis meses más tarde. La calidad emergió intacta un año después del accidente, nuevamente en Monza. “Era mi reaparición en el circuito, quería ganarla a toda costa. Ferrari dominó ese año, pero si con la Maserati llegaba primero, los italianos se iban a olvidar de al cadena victorias. Y así fue. Mis mecánicos le cambiaron mi máquina por la de Felice Bonetto, y en tremendo duelo con Ascari llegué primero a la última curva. ¡No me bajaron la bandera! Esperaban aparecer una Ferrari adelante.”

Todo está preparado para la increíble seguidilla de trofeos.

saludos
machaquito

Publicado por: machaquitocom el Sep 16 2000, 04:12 AM

Las flechas de plata
Clarea 1954. Fangio recibe un llamado de Stuttgert, Alemania. El país de Wagner, recuperado de su loca autodestrucción bélica, cabalgaba sobre un milagro. Quiere extenderlo a las pistas, en forma de estrella de tres puntas. Para ello necesita al mejor. “Hicimos un trato muy ventajoso con la Mercedes Benz. Me daban una buena suma de dinero por carrera, pero como los autos no iban a estar listos para las primeras competencias del año, me dieron libertad para correr con la marca que quisiera.”

En Buenos Aires elige una Maserati. Diluvia sobre el autódromo porteno. “El hombre de Balcarce, con cubiertas aptas para el agua, hacía pesar sus conocimientos de hombre de campo, arrancado lento y suave para transformarse en medio del vendaval en más rápido y eficiente del grupo – escribió Alfredo Parga – .

Este día, recién tomaba un colectivo en la General Paz cuando faltaba una hora para la media noche; conmigo – y como yo – muchas otras gentes desperjuiciadas sanamente, despreciaban la mojadura y la espera, con la bulliciosa afonía de gargantas que habían gritado un nuevo triunfo argentino.”

Fangio volvió a ganar en Bélgica, Mercedes apareció en Reims, con coches con ruedas cubiertas. La casa alemana no tenía intención de ganar ese año el torneo. Pero una circunstancia favorable – llamada Juan Manuel Fangio – les dio una grata respuesta antes de lo esperado “Fue el mejor equipo que integré. Corriendo para ellos siempre estuve tranquilo, eran muy fuertes, atendían cualquier reclamo. Tenían coches de avanzada para la época.” Las batallas con Kling en Reims y Nürburgring se dieron a favor del argentino. En Silverstone, el carenado juega una mala pasada: gana, otra vez, Froilan. Pero en Monza, su talento de zorro le envuelve con cinta de plata su segundo título. Stirling Moss abandona cuando lleva media vuelta: no ha sabido cuidar su ventaja. Fangio sí. Esa es la diferencia entre ambos.

1955 es un año caluroso en al Argentina. Para el Garn Prix, la temperatura en pista ronda los 60 grados centígrados. El calor y los espegismos hacen estragos. Ascari se estrella, Froilan pide relevo. Moss se agota, Castelloti se desmaya. Sólo un piloto permanece incólume al cabo de las tres horas de sacrificio inhumano. “Casi hice asado con mi carne. Pero yo me repetía ‘hay que seguir, hay que seguir’. Un espectador me tiraba un baldazo con agua cada dos o tres vueltas. No sé de donde saqué tamaña fuerza de voluntad. Sólo sé que me tuvieron que sacar del auto. Aguanté porque imaginaba que corría en polo.”

Fangio y Mercedes son una conjunción imbatible. “De doce carreras del mundial que corrí para ellos entre 1954 y 1955, gané ocho. En otras tres salí segundo, tercero y cuarto, y sólo abandoné en Mónaco ’55, cuando Alberto Ascari se fue al agua.

Para mí, en ese tiempo, el 75% del triunfo correspondía a las bondades del auto, y sólo el 25% restante al piloto y su suerte.” El espectacular accidente de Le Mans de ese año (83 muertos) provocó la suspensión de los GP de Alemania, Francia, Suiza y España. De haberse corrido estas carreras, con inmejorables posibilidades de que Fangio las ganara, hubiera sentado un record inigualado. “Fangio no sólo era un líder supremo sino también un admirable ejemplo de piloto con espíritu de equipo”, dijo de él Denis Jenkinnson, el periodista que acompañó a Stirling Moss a su victoria en la Mille Miglia italiana de 1955, integrando precisamente el equipo Mercedes. “En dos años recogieron mayor experiencia de la prevista, y eso hizo que se retiraran de las carreras antes de lo planeado, con toda la gloria posible.” Con su tercer título mundial, Fangio está en libertad de buscar el mejor equipo. Para 1956, éste se llama Ferrari.

Cita en Maranello
“Lo vi por primera vez durante la primavera de 1949 en le autódromo de Módena –escribe Enzo Ferrari en su libro Piloti, che gente de Fangio–, había otros pilotos, otras máquinas. Lo observé un par de vueltas, terminé por no poder sacarle los ojos de encima. Tenía un estilo insólito. Era el único que salía de las curvas sin rozar los fardos de paja exteriores. Este argentino, me dije, es verdaderamente bravo.” Siete años más tarde, Fangio y Ferrari sellan un acuerdo en Maranello. “Fangio, yo sé que usted es una persona cara, pero lo necesito”, le dijo el constructor. La relación no será ciertamente feliz.

El italiano critica acerbamente al argentino desde entonces, Fangio jamás ingresa al terreno de la polémica. Pero resulta ser un año con avatares. Las Ferrari no arrancan la temporada con confiabilidad. Fangio gana en la Argentina con Musso, es segundo en Mónaco con Peter Collins, llega apenas cuarto en Reims. Un replanteo acelera la calidad, pero también los malentendidos. Las victorias en Silverstone y Nürburgring no impiden que Fangio llegue a Monza llevando en la manga la carta de un cuarto lauro. Pero collins le pisa el juego.

Un brazo de dirección roto quiebra las ilusiones del campeón de revalidar el título. Musso para en boxes, pero se niega a darle su coche. El que sí lo hace es nada menos que Collins, su rival directo. El sí le ofrece su auto. Fangio, emocionado lo besa y parte hacia su nuevo campeonato. Collins se justificó así: “Fangio era el campeón él lo merecía. Acaso yo también, pero obtener el título me hubiera acarreado presiones que no quería soportar. Hubiese tenido que portarme, en más, como el campeón. Yo sólo corría por placer, no por obligación. De haberme consagrado, todo me hubiera pesado”.

El experimento murió con el año. Ferrari acusó a Fangio de imaginar sabotajes. El Chueco jamás respondió. Con palabras, por supuesto. Un año más tarde entregaría su contestación, en el diabólico anillo del Eiffel.

La mejor carrera de la historia
“En Nürburgring teníamos grandes problemas de tenida. Las pirelli nuestras no iban a aguantar toda la carrera. Las Englebert de las Ferrari, sí. ‘Si sacas treinta segundos –me dijo Guerino Bertcchi, el jefe de mecánicos de Maserati– te cambiamos las gomas en ese tiempo’.

En clasificación quedé delante de las Ferrari de Hawthorn y Collins, más maniobrables. Ellos salieron a hacer la punta de carrera y me sorprendió que se pasaran entre ellos. En la tercera vuelta los superé. Estaba andando diez segundos más rápido por vuelta que un año antes con la Ferrari.”

“En la vuelta 12 paré en boxes con 29 segundos de ventaja. Pero, por nervios o no sé qué, perdimos el medio minuto y otros 48 segundos más. Faltaban diez vueltas, perdía una carrera que me podía dar el campeonato. Mientras asentaba las gomas, a la vuelta siguiente me fui a 51 segundos. Empecé hacer cosas que jamás había hecho, a pasar todas las curvas un cambio más arriba. Decidí encarar una curva de quinta peinando, totalmente a fondo. Era una curva con salto, y cuando terminé de volar, caí pegadito al borde exterior. Había entrado justo. Era una curva que enlazaba dos rectas y yo hacía el tramo cómo si fuera una recta única. Los cronómetros empezaban a cantar cómo rebanaba las diferencias. El box Ferrari se transformó en un revuelo.”

“En clasificación había hecho 9.24.6. En la 19º vuelta ya hacía 9.23.4, y un giro más tarde marcaba 9.17.4. A dos vueltas del final, Hawthorn me llevaba tres segundos, Collins sólo uno. En la bajada de Adenau, veo, a lo lejos, dos manchas rojas. Eran dos Ferrari.

Entré tercero a la última vuelta. Apareé a collins en lugar donde sólo podía pasar un sólo coche: él aflojó. A Hawthorn lo superé faltando la última vuelta. Se asustó, parece, de verme, porque el auto se le desacomodó y no pudo recuperarse. En el podio me esperaron eufóricos, como si ellos hubieran ganado. La tensión que había acumulado en esas dos últimas vueltas impidió que conciliara el sueño durante esas dos noches siguientes. Era el quinto título.”

Grand Prix de Alemania, 1957, circuito de Nürburgring, de poco menos de 23 kilómetros. La mejor carrera de la historia de la fórmula 1, opinan expertos y nostálgicos. La ganó, a su estilo, Juan Manuel Fangio. “Dicen que fue la mejor de todos los tiempos. En una de ésas...”

saludos
machaquito

Publicado por: machaquitocom el Sep 16 2000, 04:17 AM

La última largada
Reims, 6 de Julio de 1958. la Maserati roja circula con cierta dificultad en el cuarto lugar. “¿Qué hago yo aquí?”, se pregunta el piloto. Fue a Europa por un año, terminó corriendo diez temporadas, consiguió cinco títulos mundiales. “¿Para qué seguir? ¿Sirve para algo otro campeonato?”. La temporada no había comenzado bien, ni siquuira había ganado en el Autódromo de Buenos Aires (“¿Autódromo? Questo non ’e l’ Autodrómo, questo e il Fangiódromo”, había bromeado años antes Castellotti).

En Cuba, el movimiento revolucionario lo tuvo secuestrado una noche y le impidió largar la carrera. En Indianápolis no quisieron darle un coche con posibilidades, en Monza le cambiaron el motor bueno por un flaco. “el año que viene, los autos serán más chicos, más livianos. Yo no tengo 47 años, ¿qué voy a intentar?”. Stirling Moss ha ganado en buenos Aires con un Cooper de motor trasero.

Ha muerto una época, nace otra distinta, la del corredor – jockey. El piloto – gladiador quedará en la anécdota. “Desde que llegué a Europa, se va para siempre Luigi Musso. “¿Para qué seguir?”. El pedal de embrague de la Maserati cae al piso: “yo les dije, si no reglamentan un peso mínimo, van a querer ganar kilos de donde sea.

Agujerean hasta los pedales. Cualquier auto se torna inseguro. ¿Adónde apuntan?”. A boxes, allí se refugió la Maserati portanbdo una decisión. Apenas la demoró el ruego Bertocchi. “Por favor; Fangio, continúe. Hágalo por la marca”. El quíntuple campeón del mundo estaba corriendo sin contrato. También sin ideales. La Maserati, apenas se tenía dentro de la velocísima cinta de asfalto. “Pusieron amortiguadores nuevos, unos holandeses, dicen que pagan para que los usemos. Y yo arriesgo la vida. Esto jamás se hizo. Estas no son las carreras que a mí me gustaba correr”. El rubio Mike Hawthorn llega primero a la meta. Sin saberlo aún, será el sucesor de Fangio. Pero es el primero en enterarse. Cuando la Maserati herida llegó a la meta, fue el propio Fangio quién se lo comunicó. “Se acabó, Fangio no corre más”, Hawthorn no sabía si alejarse de su triunfo, espantarse por la suerte de su compañero Musso o asombrarse de al mansa salida del respetado campeón. Y fue el final.

“No cabe duda de que, aun entre los más jóvenes, los grandes volantes de una época en que el deporte automovilístico se practicaba a pulmón gozan de una popularidad comparable con la de los volantes actuales, que disponen de los resultados del adelanto de la técnica. Entre estos grandes, Juan Manuel Fangio es el que mayor entusiasmo despierta. Su nombre sigue siendo sinónimo de insuperable.

” La frase, escrita hace 25 años por el periodista europeo Etienne Cornil, sigue teniendo absoluta vigencia. Su dimensión, como en un cuento, se torna inaprensible, como imposible, y sin embargo, el mayor deportista argentino del siglo está allí, ante nosotros, sus mundos admiradores, con su sabiduría de un hombre íntegro. Fangio reúne las condiciones del campeón. Él las modeló como tales, las definió, les dio sentido vivo.

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¿Alguien quiere más?

saludos
machaquito

Publicado por: machaquitocom el Sep 16 2000, 05:38 PM

Lo refresco antes de irme de fin de semana...
Hasta el lunes.

saludos
machaquito

Publicado por: uri el Sep 17 2000, 06:24 AM

rafa, uno a uno que nos vas a matar.

de todos modos, gracias chavalote.

Publicado por: machaquitocom el Sep 18 2000, 04:23 AM

Ve tirando de archivo de word e impresora, que el próximo va a ser de ordago y Juan Manuel se lo merece.

saludos
machaquito

Publicado por: EPI - 15 el Sep 18 2000, 04:40 AM

Machaquito, eres toda un enciclopedia del automovilismo.

¡¡¡BRAVO!!!


By Luis Marugán

Publicado por: machaquitocom el Sep 18 2000, 05:01 AM

El mérito desgraciadamente no es mio.Link

Como mucho podéis atribuirme buscar, buscar y buscar, para luego pegarlo y que lo tengáis a mano. (Aunque con alguna corrección ).

saludos
machaquito

editado para Ayrton

Edited by - machaquitocom on 9/18/2000 10:47:05 AM

Publicado por: Ayrton el Sep 18 2000, 03:13 PM

Rafa me gustaría que indicases las fuentes de donde obtienes todo esto tan bueno.

Si es del estilo de Hombres, mujeres y motores, habrá que comprarlo no?

Publicado por: Amparo el Sep 19 2000, 05:07 PM

Saludos a todos. Es genial poder leer topics como éste.
Escribo para comentar algo que creo no dejará de encajar aquí.
El viernes pasado recibí una carta de Javier del Arco. No voy a relatar lo mucho que me emocinó, y todo eso, pero sí que me contaba algo cuando menos curioso. Parece ser que después del GP de Monza un periódico deportivo español, no recuerdo si el As, el Marca... Da igual, soltaba al viento la "noticia" de que Schumacher había superado el record de Fangio. Como muy bien apuntillaba Javier del Arco, será el record de letras en el apellido.
Lo que hay que aguantar.
Seguid con este tipo de topics, por favor.

Publicado por: machaquitocom el Sep 22 2000, 12:45 AM

Ya que mi amigo goma no lo pone, aquí tenéis una peich dedicada al Chueco.

En ella hay relatos, fotos y un listado de modelos que pilotó. Es muy buena

Link

gracias goma

saludos
machaquito

Publicado por: David Plaza el Sep 22 2000, 05:16 AM

Mooola!!

Interesante página

Saludos

Publicado por: Gilles el Sep 22 2000, 03:32 PM

Muchas gracias Machaquito, Imario & company.

Gracias a vostros me he pasado de parada de autobus ya no sé cuantas veces porque voy por el mundo como un ********** leyendo todo lo que escribís.

De momento la cosa no es grave porque no he llegado a cruzar la frontera, pero en cuanto aparezca un día por Montpellier os juro que os paso la factura del billete de vuelta.

Ahora en serio, muchísimas gracias a todos porque me estáis permitiendo conocer mejor este apasionante deporte.

Publicado por: Goma el Sep 23 2000, 12:14 AM

Bueno machaquito,

Como ya te dije enhorabuena, ¡Grande Fangio!.

Gracias a ti por poner el link (es que no sé cómo se hace

Goma

Publicado por: juaki.nen el Sep 23 2000, 12:22 AM

Rafa desde luego estoy sin conectarme una semana y me encuentro con esto, esta genial, aunque el poco tiempo que he tenido para conectarme lo he biengastado leyendolo, sigue asi pero, por fasciculos y no todo de golpe.
Por cierto el e-mail genial.


Saludos

juaki.nen el ferrarista

Publicado por: Hypnos el Oct 2 2000, 12:03 AM

Eyy?? creo que en este foro se pueden poner mas datos muy interesantes aun, vale la pensa repuperarlo, hay machaquitocom me tomo la libertad de agregar un trozo de info a tu topic. es que me parecio muy bueno para compartir, aca va:
JUAN MANUEL FANGIO, UN CAMPEON PARA LA HISTORIA
Por Stirling Moss

Fangio ha sido quizás el más grande corredor de autos de todos los tiempos, y el epítome
del espíritu deportivo.

Era una de mis primeras competiciones en el extranjero: el Gran Premio de Italia de 1950, que se
corrió en la ciudad de Bari bajo un sol enceguecedor. Tenía apenas 20 años y conducía un HWM
de dos litros, un auto de muy poca potencia.
Me percaté de que me iban a sacar una vuelta de ventaja cuando vi aparecer en los espejos el
Alfa Romeo del campeón italiano Nino Farina. Al llegar a una curva, me empezó a rebasar y a
cerrar el paso; así que, o frenaba yo o chocaba contra el muro.
Sin embargo, Farina se abrió un poco más de lo debido y fue él quien tuvo que disminuir la
velocidad. Entonces tomé el carril interior y me volví a adelantar.
Mi momento de gloria no duró mucho. Con sus más de 260 caballos de fuerza, Farina pasó
rugiendo junto a mí en la recta. Detrás venía el argentino Juan Manuel Fangio. Cuando me dio
alcance, volvió la cabeza y me sonrió. Era señal de que había disfrutado el incidente, y también el
inicio de una entrañable amistad.
Fangio comenzó a competir en Europa cuando tenía 37 años, y ganó su primer campeonato
mundial a los 40, en 1951. Luego obtuvo otros cuatro e implantó una marca. De 51 grandes
premios en que participó, ganó 24, otra hazaña sin precedente. Pero lo más importante de él fue
su grandeza como ser humano.
En los pits era ejemplo de modestia y sencillez. De 1,70 metros de estatura y 74 kilos de peso,
este hombre de espaldas anchas estaba curtido por muchos años de competir en carreras por
carreteras y caminos rurales. Tenía el cabello ralo y unos ojos de color azul grisáceo de mirada
penetrante. Trataba a todo el mundo con calidez y naturalidad, lo mismo a los mecánicos que a los
miembros de la realeza. "Hay que ser amigo de los mecánicos", decía. "Son quienes hacen que un
auto sea lo que es, y lo acompañan a uno en la carrera".
Era una época de extravagancias: los pilotos usaban casco de corcho, guantes encordelados y
camisa de jugador de polo, y les gustaba cultivar una imagen de macho. La excepción era Fangio.
él no necesitaba demostrar nada en absoluto. Bebía muy de cuando en cuando, y se acostaba
temprano siempre que iba a competir. Su manera de ser me causó una profunda impresión. "Uno
debe tomar las carrera con pasión", decía. "Hay que amarlas como el pintor ama su arte, y poner
en ellas todo el empeño que exigen".
Fangio se distinguía por su buena disposición para compartir sus habilidades con otros
corredores. En 1955 me hice su compañero en el equipo de Mercedes Benz. Tenía yo 25 años, y
no solo estaba ansioso por aprender cuanto pudiera del arte del automovilismo, sino resuelto a
arrebatarle la corona al campeón.
No había mejor lugar para observar al maestro que a dos coches de distancia detrás de él. Otros
corredores no vacilaban en frenar antes de tiempo para mantenerme a distancia, pero ese no era el
estilo de Fangio. Al igual que un padre con su hijo predilecto, quería enseñarme todo lo que sabía,
no sólo sobre autos, sino también sobre la vida.
Un día, estábamos practicando en Aintree, en Inglaterra, cuando de pronto vimos a un joven
piloto abrirse paso entre un numeroso grupo de chiquillos que agitaban sus libretas de autógrafos.
Viendo la cara de decepción de los niños, Fangio se detuvo y, muy sonriente, firmó todas las
libretas. Cuando se despidió, esos pequeños habían comprendido lo que significaba estar junto a
un verdadero campeón.
En otra ocasión, también en un día de práctica, me puse a observar a Fangio y a Alberto Ascari
al pasar por una curva. El italiano la tomaba invariablemente por el mismo carril, a uno 145
kilómetros por hora, y rozaba las pacas de paja de la orilla al doblarla. Fangio pasaba tan cerca
de las pacas que las hacía trepidar, pero jamás las rozó. Eso era habilidad.
Fangio tuvo una preparación completa. Nació el 24. de junio de 1911 en Balcarce, Argentina.
Su padre era albañil. A los diez años empezó a ir a un garaje de la localidad, donde ayudaba a
llevar y traer herramientas. Aún iba a la escuela cuando entró de aprendiz en un taller
automovilístico, y a los 13 años se volvió ayudante de mecánico en una agencia de la compañia
Studebaker.
Entre los 15 y 17 años ya se ocupaba de entregar coches a los clientes. Conducía por caminos
sin pavimentar, cubiertos a menudo por una gruesa capa de polvo o fango, según fuese verano o
invierno. "Para conducir a toda velocidad en el lodo", decía, "hay que sentir las ruedas en las
vértebras".
Probó por primera vez el sabor de las carreras en el Chevrolet de un cliente, como copiloto.
Luego, en octubre de 1936, transformó un taxi prestado (un Ford) para debutar como corredor.
Su evidente madera de campeón motivó a los habitantes de Balcarce a cooperar para comprarle
un Chevrolet de seis cilindros, gesto que Fangio nunca olvidó.
En 1940 obtuvo su primer triunfo importante en el Gran Premio Internacional del Norte, un
recorrido de ida y vuelta -con paradas para pasar la noche- de unos 9500 kilómetros entre
Buenos Aires y Lima. El cansancio y el mal de montaña fueron riesgos tan grandes para los
competidores como los escabrosos caminos que recorrieron, en algunos tramos a más de 4000
metros de altitud.
Fangio fue campeón de carreras por carretera en su país en 1940 y 1941. Al año siguiente, a
causa de la Segunda Guerra Mundial, las competiciones se suspendieron, y a él le preocupó la
posibilidad de que, cuando se reanudaran, hubiesen pasado ya sus mejores años. Sin embargo,
cuando llegó a Europa, en 1949, asombró a todo el mundo con su excepcional habilidad para
saber cuándo atacar y cuándo evitar el peligro en las pistas.
En 1950, en Mónaco, llevaba la delantera cuando un competidor salió girando en una curva y
provocó la colisión de otros nueve autos. La curva era cerrada, y Fangio se acercaba a ella a gran
velocidad, sin percatarse del peligro. Sin embargo, notó algo raro en el público: en vez del mar de
rostros vueltos hacia él, la multitud miraba en dirección opuesta. Frenó en el acto y se detuvo
rechinando a escasos centímetros de la maraña de metales retorcidos.
Fangio también era capaz de desplegar una asombrosa fuerza física. El Gran Premio de la
Argentina de 1955 se celebró durante una ola d intenso calor. Los mecánicos freían huevos sobre
la cubierta del motor de los coches, y el asfalto de la pista estaba chicloso.
Al cabo de una hora, me detuve en los pits con la bomba de gasolina averiada. Tuvieron que
ayudarme a salir del cache, y necesité agua, una ducha y otro auto para poder seguir en la carrera.
Casi todos los vehículos que llegaron a la meta lo hicieron con dos o tres pilotos que se turnaron
para conducir. Fangio, en cambio, se mantuvo al volante solo y sin descanso durante tres horas...
y ganó.
¿Cómo lo logró? "Pensé que iba caminando por un banco de nieve hundido hasta la cintura",
contó después, ÿ me dije que tenía que seguir andando porque la nieve me estaba congelando.
Funcionó".
Sólo en muy contadas ocasiones sobrestimó su resistencia. Después de una carrera en Dundrod,
Irlanda del Norte, en junio de 1952, partió a Monza, Italia, para competir al día siguiente. Le
habían prometido trasladarlo en un avión particular, pero lo dejaron plantado y tuvo que tomar un
vuelo comercial a Londres y luego otro a París. Un amigo se ofreció a llevarlo en coche a Lyon, y
allí le prestó el auto para que recorriera el tramo restante de 480 kilómetros a través de los Alpes.
Fangio llegó media hora antes de que comenzara la carrera.
-Te ves un poco cansado- le dijo Ascari.
-No es nada- repuso él.
Sin embargo, en la segunda vuelta, y en un auto con el que no estaba familiarizado, calculó mal al
tomar una curva y despertó en el hospital con varias vértebras cervicales rotas. Permaneció
inmovilizado durante 12 semanas, y se prometió no volver a correr estando cansado. Reflexionó
que era "muy fácil pasar de la vida a la muerte sin darse cuenta siquiera".
Los accidentes quizá fueron una de las razones por las que nunca se casó, aunque solía hacerse
acompañar por mujeres. Adoraba a su familia, y la nostalgia por su terruño lo perseguía los seis
meses que duraba la temporada en Europa.
Cuando estaba en la pista, podía ser el rival más implacable del mundo. Pero a veces también
hacía gala de caballerosidad. Como en las Mil Millas de Italia de 1956, un recorrido en verdad
extenuante. Las condiciones eran pésimas, debido a la lluvia, y tuve que abandonar la carrera
cuando mi Maserati 350S se salió del camino en una curva doble y fue a estrellarse con un árbol
luego de caer por una pronunciada pendiente.
Mi copiloto y yo regresamos a la carretera y echamos a andar hacia el poblado más cercano. De
pronto oímos el rugido de un Ferrari que venía a todo tren. Tenía que ser Fangio. Le deseamos
suerte con los pulgares levantados, pero él se detuvo.
-¿Están bien?- gritó. -¿Quieren que los lleve al siguiente pueblo?
-¡Juan!- le dijimos. -¡Se supone que estás compitiendo!
El maestro sonrió, se encogió de hombros y, tras enjugarse un chorro de agua de la nariz, se
marchó. Terminó en cuarto lugar.
Dos años después, se encontraba en un hotel de La Habana la víspera del Gran Premio de Cuba
cuando de pronto se vio con el cañón de una pistola en medio de los ojos. Los guerrilleros de
Fidel Castro querían llamar la atención para su causa. Al caer en la cuenta de que podían
secuestrar a otros pilotos, Fangio les pidió a sus captores:
-Háganme un favor. No se lleven a mi amigo Stirling Moss. Se acaba de casar, y está aquí con su
esposa. Sería muy doloroso para ella.
Concluida la carrera, Fangio, que seguía absolutamente sereno, fue puesto en libertad.
Alcanzó su mejor momento durante la que quizá haya sido la carrera más emocionante de todos
los tiempos: el Gran Premio de Alemania de 1957, en el circuito de Nürburgrig, de 22.8
kilómetros. En tanto que algunos pilotos planeaban correr las 22 vueltas sin detenerse, Fangio
empezó con una carga ligera de gasolina, pues quería sacar una buena ventaja, y luego, a media
carrera, repostar y cambiar neumáticos.
En las primeras 11 vueltas, rompió seis veces la marca de velocidad por vuelta y sacó una
ventaja de 28 segundos. Pero en la siguiente, cuando entró con su Maserati a los pits, los
mecánicos cambiaron los neumáticos con desesperante lentitud. Cuando Fangio retomó la pista,
estaba 48 segundos atrás de los dos punteros, los británicos Mike Hawthorn y Peter Collins, que
conducían sendas Ferraris.
Sólo faltaban diez vueltas. Al final de la recta principal había una curva poco cerrada donde la
pista formaba un declive. En ese sitio, Fangio normalmente habría disminuido la velocidad a unos
240 kilómetros por hora, a fin de pasar rasando el desnivel en vez de brincarlo.
En esa ocasión, empero, decidió mantener el pie en el pedal del acelerador. El Maserati se elevó
en el aire unos centímetros. Al aterrizar, Fangio vio una nube de polvo por el espejo: había tocado
suelo justo en la orilla exterior de la pista, así que pensó que podría ganar unos segundos en cada
vuelta.
Entonces fue acercándose a los líderes. Vuelta tras vuelta, 100000 espectadores aplaudían y
gritaban llenos de emoción cada vez que Fangio volvía a romper la marca.
Rebasó a collins y luego, ya en la penúltima vuelta, se lanzó en pos de Hawthorn. En una recta
corta, éste se pasó al carril derecho para tomar la siguiente curva, y entonces Fangio lo rebasó por
dentro. Sin aflojar la velocidad, mantuvo la delantera y llegó a la meta 3.6 segundos antes que el
Británico. Había superado diez veces la marca de velocidad por vuelta y obtenido su quinto
campeonato mundial. Supo, entonces, que había llegado al límite de su capacidad.
Nunca volvió a mostrar tantos arrestos en una pista. En julio de 1958, mientras se preparaba
para el Gran Premio de Francia, experimentó una sensación hasta entonces desconocida. "Correr
se ha vuelto una obligación", dijo. "Y cuando esto empieza a parecerse a un trabajo..."
En cierto momento de la carrera, mientras intentaba colocarse en el cuarto puesto con un
Maserati de difícil manejo, vio a Luigi Musso salirse de la pista girando como trompo. Más tarde
se enteró en el hospital de que Musso había perecido. Fangio, a la sazón de 47 años, ya había
decidido dejar de competir.
Regresó directamente a la Argentina y se dedicó a su rentable agencia de Mercedes Benz. Sin
embargo, a menudo viajaba al extranjero para hacer presentaciones en público.
Treinta años después de su retiro, su presencia aún calaba hondo en el ánimo de la gente.
Corredores que ni siquiera habían nacido cuando él abandonó las pistas se apiñaban a su
alrededor. ¿Qué tenía Fangio de especial? Sin duda, su gran estatura moral: un sentido del honor
rara vez visto entre los deportistas de hoy. Por mi parte, conocí a un hombre que casi alcanzó la
perfección en su oficio y que, no obstante su grandeza, jamás perdió la humildad.
Siguió viviendo modestamente con su familia. En la Navidad de 1993 fui a visitarlo. Aprecié un
brillo de alegría en sus ojos cuando me senté a su lado.
-Una de las cosas buenas de nuestra profesión- me dijo -son las amistades que se forjan y
mantienen aunque pasen los años.
Luego, en julio de 1995, me llegó la noticia de su muerte y fui a verlo yacer en la capilla ardiente
en el museo del automovilismo construido en su honor en Balcarce. Más tarde, mientras
trasladábamos el ataúd al cementerio, la gente se apostó en las calles en enormes filas bajo el sol
invernal. Muchos lloraban o extendían la mano para tocar el féretro.
El maestro se marchó sin aclararme un último misterio: el Gran Premio de Inglaterra de 1955. Yo
apenas comenzaba a figurar como competidor de clase mundial, y estaba corriendo ante mi
público, en Aintree. Nunca deseé tanto el triunfo como en esa ocasión. Luego de 90 agotadoras
vueltas, llegué a la meta como ganador... sólo dos décimas de segundo antes que Fangio.
Pero ¿en verdad gané? Repasé esa carrera muchas veces en mi mente. A lo largo de 90 vueltas,
hubiera sido posible que él me cediera algo de ventaja. Con todo, tratándose de Fangio, hubiera
procurado que pareciera una carrera reñidísima.
Años después de que los dos dejamos de competir, le pregunté si me había regalado la victoria.
él me dijo en tono rotundo:
-No, no, Stirling. Tú ganaste.
Jamás lo sabré a ciencia cierta. Pero el favor, si en verdad me lo hizo, fue un acto propio de un
genuino campeón... y de un gran ser humano.

publicado en la revista selecciones de reader´s digest en enero de 1997

Publicado por: David Plaza el Oct 2 2000, 03:20 AM

Gracias Hypnos,se sale!

Saludos

Publicado por: machaquitocom el Oct 2 2000, 03:21 PM

Hypnos, POR FAVOR, tomaté las libertades como esta muchas veces

GRACIAS por tu aportación.

saludos
machaquito

Publicado por: Ayrton el Oct 2 2000, 04:08 PM

Hypnos: que grande es esto, pero que grande. Sublime, has conseguido que me emocione. Seguro que cuando lo lea mi padre va a llorar...
...Su ídolo, con quien tuvo el honor de compartir un café en el hall del hotel de París en Montecarlo, allá por los años 70, el MEJOR de todos los tiempos. Aquel que , curiosamente, provocaba que mi padre necesitara ir al lavabo del colegio "raramente" cada media hora, subirse a la taza del water, deslizar el pestillo de la ventana, y escuchar a Fangio durante los entrenos al final de la Diagonal...

Ýo, como muchos de vosotros, supongo, le ví en Montmeló antes de morir, en una Flecha de Plata, ese momento no se me olvidará en la vida.

GRACIAS A TODOS LOS FORISTAS POR HACER DE ESTO ALGO TAN GRANDE.
GRACIAS A PEDRO POR EL PASADO Y EL FUTURO.


Edited by - Ayrton on 10/2/2000 11:12:00 AM

Publicado por: mariovc el Oct 5 2000, 02:49 AM

Creo que este tipo de Topics siempre deben estar al principio de la lista, son los que nos identifican, esto es la leche, alucino...

Os QUIEROOOOO!!!

Mario

Publicado por: machaquitocom el Nov 6 2000, 01:58 AM

Creo que esta anecdota ya se publicó en el foro. Pero la visión y redacción de A. Nagy me encanta, así que la pego aquí.

...Y la tribuna cambió de color

El recuerdo y la anécdota, asaltaron mi mente justo cuando estaba trabajando...

Estaba en una de las cabinas de transmisión del estadio Monumental, en ocasión de la primera visita al país de los Rolling Stones. Estaba haciendo una serie de comentarios previos al gran show que todos estábamos esperando, cuando, mirando hacia la pista, inevitablemente me acordé de esa anécdota contada una y otra vez por algún tío, tan fanático como yo del automovilismo...

"De repente Fangio, vió toda la tribuna oscurecerse y frenó de golpe...justito como para evitar chocar a todos los autos que se habían dado la gran piña-"...

Ese relato en boca de este pariente, siempre me llamó la atención...¿Cómo es eso de "la tribuna se oscureció"?... pensaba para mis adentros. Casi 28 años después, frente a mis propios ojos percibía el increíble fenómeno que el inolvidable "Chueco" de Balcarce, viviera más de treinta años antes.

Lo que estaba viendo en ese momento -hecho que también me sirvió para alargar mi comentario, ya que debía hacer tiempo- era lo siguiente: la cabina en la que me encontraba estaba a la altura del centro del campo de juego, en forma paralela al escenario. Por lo tanto, lo que veía era: de un lado una multitud de color claro, ya que veía sus rostros, y a medida que giraba la vista hacia el escenario, iba viendo la transición de color hacia un tono decididamente oscuro, ya que empezaba a ver las nucas de esa enorme masa de gente.

Corría el año 1950. El primer año de aquel campeonato de pilotos de G.P., (y que luego sería simplemente el campeonato de Fórmula 1) y los pilotos se dirigían al Principado de Mónaco para disputar -una vez más- la tradicional carrera. Fangio había obtenido la Pole Position en la clasificación, y al tener que hacer unos trámites para conseguir unas entradas para unos compatriotas, se dirigió a la secretaria del club organizador.

Allí, le pidieron que por favor que esperara unos minutos..y distraídamente, hojea unas revistas que se encontraban allí. De repente se fija en una foto, una foto del Gran Premio de Mónaco...pero de 1936. Una foto impresionante, que mostraba el momento en que, a poco de largar, se golpeaban los autos de Tadini, Von Brauchitsch, Farina, Brivio, y Chiron. El documento fotográfico quedaría fijado en el subconsciente del quíntuple...

Al día siguiente, se larga el G.P. de Mónaco. Sale adelante Farina, pero enseguida es sobrepasado por Fangio, y tercia en la lucha por la punta Villoresi. Los tres hacen la primera vuelta muy velózmente, a sus espaldas se desencadenaba el desorden. Fangio mira hacia la chicane del puerto y ve una bandera amarilla flameando. También ve la tribuna y de repente...¡cambia de color!...la tribuna se ha oscurecido!!!...Fangio piensa rápido: "El cambio de color se debe a que toda la gente se dio vuelta para mirar algo...estoy viendo sus nucas, no sus caras. Por lo tanto, no nos estan viendo...lo que paso debe ser algo grave...hay bandera amarilla en el Bureau du Tabac". Acto seguido la foto (esa foto de 14 años antes mostrando ese choque múltiple) y -según cuenta el propio Fangio- se le presentó como un rayo su mi mente...de ahí a frenar casi a cero...solo fue cuestión de milésimas de segundo.

Cuando llegó a la mencionada curva, se encontró con el pandemonium. Coches chocados por todos lados, combustible desparramado. Fangio pasa, inclusive ayudándose con las manos, pasa y sigue...siempre en punta. Villoresi -que era un sensacional piloto, pero evidentemente no había prestado demasiada atención a las banderas de precaución- frena mal y se engancha en la maraña de autos acccidentados. De ahí en más, Fangio establece una diferencia abrumadora..al punto que nadie lo rebasa aún cuando para a cargar combustible.

El sentido de la ubicación en el espacio que poseía Fangio, era solo comparable al de un astronauta avanzado. Su poder de observación, -no sólo de los demás pilotos, sino de todo el entorno de la carrera- era sencillamente superior y quizás, una de las diferencias fundamentales con el resto de los demás, en una época donde los buenos conductores abundaban. Su memoria prodigiosa para esos pequeños detalles que al resto de los mortales siempre se les escapan, era sencillamente única.

Esa efectiva conjunción se dio en forma perfecta esa tarde de 1950 en las calles de Mónaco, cuando un balcarceño de hablar pausado y trato cordial, miró a una tribuna y esta ...cambió de color como por arte de magia. Lo demás es historia...Historia de esas, como las que me contaba mi tío y que hoy tengo el placer de compartir con ustedes...como siempre...De memoria.

---------------------------------------------

Creo que comprendereis por qué me encanta este tío. El apasionado de una materia, encuentra lo que busca, y yo busco esto. Ya sea un compatriota de Hypnos o ya sea de cualquier nacionalidad. El nexo común es este; La Pasión Por La Formula 1.

Comienza la temporada de invierno...

saludos
machaquito


These cars only achieve their true beauty being driven near the limit of their potential.
Nick Manson.

Publicado por: David Plaza el Nov 6 2000, 04:38 AM

Si,siii,comienza el invierno!

Saludos

Publicado por: Chenx el Nov 6 2000, 06:51 AM

Si señores!! F1 en estado puro.

Gracias a todos por estos buenos ratos.


Publicado por: nrg el Nov 7 2000, 06:28 PM

Hooooooooola colegas !!!
me sumo a los mensajes de agradecimiento y admiración por este peaso TOPIC que os ha salido!
COJONUDO, lo malo es que no duermo
que se repita !!!

que grande es este foro !!! me encanta !! que nivel colegas !!!!!!

Publicado por: Enrique el Dec 22 2000, 06:47 AM

En un intento de recuperar alguno de los topics que mas me han aportado me he decidido por recurrir a lo mas facil, a hablar del mejor. Creo que es importante que en este foro se hable de F1.
He recogido algunos recortes de prensa de la epoca, espero que os resulten interesantes.

El primero es un trozo de una entrevista a Stirling Moss tras la retirada de Fangio en el GP de Francia.

El segundo es un estracto de la cronica de ese GP y el tercero es de un especial sobre Fangio que escribio el periodista Alfredo Parga para "La Nacion" deportiva con motivo del 50 aniversario de su retirada:

Primero:
Mientras se preparaba para el Gran Premio de Francia, experimentó una sensación hasta entonces desconocida. "Correr se ha vuelto una obligación", dijo. "Y cuando esto empieza a parecerse a un trabajo..."
En cierto momento de la carrera, mientras intentaba colocarse en el cuarto puesto con un Maserati de difícil manejo, vio a Luigi Musso salirse de la pista girando como trompo. Más tarde se enteró en el hospital de que Musso había perecido.
Fangio, a la sazón de 47 años, ya había decidido dejar de competir.
Stirling Moss

Segundo:

En las practicas para la carrera, Fangio equilibra la suspension de la Maserati como siempre, con los amortiguadores que lo acompañaron durante toda su carrera con el 250-F y se despide de los mecanicos hasta el otro dia.
A la mañana siguiente, antes de la clasificacion, hace unas vueltas de reconocimiento y siente que el auto no es el mismo, habia algun problema en la suspension.
Cuando llega a los Boxes descubre que le habian cambiado sus amortiguadores por otros. Cuando pregunta el motivo le informan que simplemente es porque "Esta marca paga por que los usemos, a la otra por el contrario hay que pagarle".
Fangio no volvera a competir. Ya no estaban muchos de sus amigos y la Formula 1 comenzaba a ser cada vez mas comercial, las publicidades comenzaban a invadir el circo.
El chueco ya lo habia ganado todo, y mas de una vez en la intimidad, se lo escucho preguntandose con su abitual modestia "¿Que estoy haciendo yo, corriendo con todos estos jovenes?".

Lo cierto es que para todos esos jovenes, Fangio era el ejemplo, la leyenda..

Tercero:


Un estadista escrupuloso debió anotar, con cierto aire de nostalgia, que el lunes se cumplieron 40 años -6 de julio de 1958- de la excepcional decisión: Juan Manuel Fangio resolvía retirarse del automovilismo deportivo, simplemente porque ya no tenía nada más por conquistar. Cuando triunfaba Mike Hawthorn, que no quería sacarle una vuelta "por respeto" y Luigi Musso perdía la vida en el despiste de Muizon. El lo clausuraba todo en Reims.

Al fin y al cabo, en la alforja del balcarceño se acumulaban cinco títulos mundiales conseguidos mediante el éxito de 24 Grand Prix en la categoría que después se transformaría en el campeonato mundial de conductores. La que encontraría su partida de nacimiento en el chato aeródromo de Silverstone, transformado en improvisada pista de carreras desde un mayo fundamental de 1950. Es que la vieja Inglaterra todavía estaba curando las heridas de una guerra que la había desangrado. Y otra cosa, no había...

* * *

A su turno, un enamorado de la semántica indagará permanentemente en aquellos tiempos casi románticos estipulando que los grandes pilotos habían dejado de competir tocados con mamelucos de seda. Que de toda la nobleza que corría hasta promediar el siglo, únicamente continuaban porfiados dos tozudos representantes: el barón de Graffenried y el príncipe Bira. Casi la única réplica de un exotismo que les permitía asegurar a los viejos críticos que el automovilismo deportivo todavía era de elite. Como si tuviera que ser profesado únicamente por gente con sangre azul.
En ese gran mundo, un paisano de Balcarce que había llegado desde un lejano país demostraba que en la universidad del fastidioso barro de caminos con pantanos, se había diplomado con la más alta calificación. La base de la astucia que le permitiría ser el mejor porque trataba de serlo, sin sentirse tal cosa.

Un nostálgico indefectiblemente recordará que Fangio siempre tenía algo más que todos los otros. Que a favor de su conocimiento de mecánico cuando muchacho, antes de ser forzado chofer buscador de camiones que tuvieran cubiertas en buenas condiciones para protegerse de un racionamiento tan estricto como necesario, sacaba partido de ese conocimiento sin fin para exigir a los autos, sin dañarlos. Equivocándose muy poco, sin reiterar el error porque sabía mirar más lejos que los demás.

Y así, todos. Los que desde entonces hasta aquí se sentaron en un coche de carrera saben que no hubo mejor. Los que entendieron el deporte, cuando el automovilismo era una competición noble, no ignoran que fue el adversario más franco que podían encontrar sus pares. Los de su tiempo y los que llegaban después. A todos únicamente les inspiraba respeto. Desde aquellos forzudos de Farina, Ascari y Froilán González hasta los de la mano de seda por nuevas pistas de un tiempo como Ayrton Senna quien, sin verguenza, le pedía consejo porque sabía que la palabra de JuanManuel estaba hecha de modestia y equilibrio. Todos.

Todos lo recuerdan. Lo admiran. Lo conservan. Es la manera de atender, con la mayor altura, al más grande de todos, que desde el último lunes dejaba de correr hace 40 años. Y desde entonces, la pista está vacía...

Por Alfredo Parga
Especial para La Nacion deportiva. 09/07/1998

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Un saludo.

Publicado por: David Plaza el Feb 1 2001, 05:54 PM

Historia viva de este deporte...

Gracias a Pedro por el futuro.Por un foro eterno...

Publicado por: VJS el Feb 1 2001, 08:16 PM

Hola Enrique.

Linda compilacion de "la epoca" te mandaste.
Te olvidaste incluir las fotos.

Solo que esta compilacion la hice yo, y lo que mas me duele, es que el texto del medio es un texto mio. (Y no soy tan viejo como hacer una nota en la epoca de Fangio smile.gif ).

No es por nada, pero a veces es mejor cuando citamos las fuentes.
El mundo es un pañuelo, donde podemos ver todos los mocos que hacemos...

http://fangio.hypermart.net/gp195806francia.htm

Un abrazo y sin rencores.

Publicado por: VJS el Feb 1 2001, 08:17 PM

Hola Enrique.

Linda compilacion de "la epoca" te mandaste.
Te olvidaste incluir las fotos.

Solo que esta compilacion la hice yo, y lo que mas me duele, es que el texto del medio es un texto mio. (Y no soy tan viejo como hacer una nota en la epoca de Fangio smile.gif ).

No es por nada, pero a veces es mejor cuando citamos las fuentes.
El mundo es un pañuelo, donde podemos ver todos los mocos que hacemos...

http://fangio.hypermart.net/gp195806francia.htm

Un abrazo y sin rencores.

Publicado por: mariovc el Feb 21 2001, 09:08 PM

Gracias

Publicado por: KARNAPLOSKY el Jul 4 2001, 01:21 AM


Publicado por: KARNAPLOSKY el Jul 4 2001, 01:27 AM


Publicado por: Ringmasters el Jun 28 2002, 02:09 AM



"Te daba una satisfacción fantástica, pero cualquiera que te diga que lo amaba o era un mentiroso o no iba bastante rápido". Jackie Stewart.

Publicado por: taz el Jul 13 2002, 03:21 PM

este es muy recomendable diria yo

Publicado por: taz el Sep 6 2002, 09:33 PM

merece la pena

Publicado por: machaquitocom el Aug 31 2000, 03:13 AM

Mucho se ha escrito y mucho se dijo sobre él. Y todos coinciden (coincidimos) en un punto: era el mejor. Así de simple y claro como suena, el mejor de todos, mas allá de los 5 títulos mundiales, mucho mas allá. De ultima eso es solo una consecuencia de una suma de factores que lo hacían único e irrepetible.


Juan Manuel Fangio sigue siendo el referente obligado cuando un nuevo campeonato mundial de Fórmula 1 empieza. Es inevitable, al punto que parece una maldición para todos los que siguieron y siguen corriendo después de su retiro. Es el piloto que, a más de cuarenta años de su alejamiento de las pistas, todavía es el scratch a batir. Su increíble record de títulos conquistados es el referente obligado cuando irrumpe una nueva luminaria en el mundillo de las carreras. Alain Prost, estuvo cerca, muy cerca, pero eso no alcanza. Ayrton Senna, de alguna forma elegido por el mismo Fangio como su heredero, podría haber sido, pero Imola y Tamburello, quizás la curva mas odiosa para cualquier fanático de la especialidad, truncaron esa posibilidad para siempre. Jackie Stewart, uno de sus fanáticos acérrimos, podría haber llegado. Jim Clark reunía todas las condiciones pero una mala pasada del destino terminó con su vida interponiendo un árbol en Hockenheim, y así podría seguir una larga lista de pilotos capaces de haberse calzado los zapatos del chueco de Balcarce, pero parece que estos zapatos son -todavía- demasiado grandes, y quien espera los zapatos del finado -decía mi padre- anda toda la vida descalzo...


Alguna vez, mientras estaba haciendo un programa de radio al aire, mi compañero me preguntó cual era la diferencia de Fangio, por qué era tan grande, por qué todavía era recordado, cuando -es sabido- en estos tiempos de computadoras y velocidades increíbles, todo lo que pasó el año pasado, ya es más que historia, es reliquia... Me puse a pensar y tratando de ser lo más explicito posible, me ví de repente enfrentado a un sinnúmero de explicaciones. No es mi intención escribir sobre su vida y obra, por dios! Por suerte ya hay bastante escrito y mucho mejor de lo que pudiera hacerlo yo, pero la pregunta es lo suficientemente incisiva como para encontrar una explicación. Explicación que en realidad son muchas. Veamos algunas y seguramente -y así lo espero-, surjan unas cuantas más, de parte de los que estén leyendo esto y también algunas opiniones en contra. Todo es bienvenido cuando de discutir pasiones se trata, arranquemos de una vez.

Lo primero que me viene a la mente es su increíble poder de observación. En una columna pasada, comentaba cuando vio cómo una tribuna cambió de color y la memoria le hizo recordar una vieja foto, en pleno circuito de Mónaco, de un choque múltiple. Pues bien, ese cambio de color y a esa velocidad solo podía ser visto por alguien de sus quilates, de hecho debe haber sido el único que se percató de ello. Le alcanzó para activar su memoria, recordar esa vieja foto, con un accidente similar, y frenar. Todo en menos de un segundo. De allí en mas, ganar solo fue un trámite.


¿Era tan rápido como dicen? Bueno, creo que está de más, pero por sobre todo, y analizando algunas de sus actuaciones y algunos comentarios de él mismo y de algunos cronistas de la época, concluyo que no solo era veloz, sino que sabía cuándo había que ser veloz. Eso si es harina de otro costal y marca enormes diferencias con el resto. No era solamente saber acelerar en el momento adecuado, sino también, cómo hacerlo. Creo que la carrera de Nurburgring de 1957, cuando con una diferencia de mas de un minuto se lanzó a la caza de los FERRARI de Hawthorn y Collins -mucho mas jóvenes que él- es prueba más que suficiente. Ya tenía más de 40 años, y corrió como si tuviera 17. Batió el record de vuelta en no menos de 11 oportunidades, cuando el viejo circuito alemán tenía una distancia asesina de mas de 26 kilómetros! Contaba el mismo Fangio que luego de una subida pronunciada, donde todos los autos despegaban alguna de sus ruedas, su MASERATTI venía tan rápido que pegaba un salto tremendo, para caer prácticamente en la curva siguiente. Algunos dicen que las ultimas dos o tres veces directamente antes de dar el salto, pegaba el volantazo al auto para entrar doblando en la curva misma. De más está decir que ganó y de paso se llevó el título mundial. Toda la prensa de la época habló de su heroísmo y de su manejo suicida. Fangio dijo simplemente que, había que ir rápido y fue tan rápido como pudo, como nunca volvería a hacerlo. ¿Suicida? Permítanme dudarlo. Ese día todos sus reflejos toda su capacidad estaba a flor de piel. Había preparado su MASERATTI como siempre, y lo demás ya es leyenda...


Sus orígenes, humildes por cierto, de mecánico de pueblo, le dieron esa fina sensibilidad para, no solo poner a punto un auto, tarea por demás difícil si la hay, sino que, sumadas a sus otras condiciones, hacían que Fangio, supiera exactamente cuanto podía rendir un auto. Como anécdota, podemos contar que, cuando el equipo MERCEDES vino a correr un rally allá por los lejanos años 70, mirando el diferencial de los coupes 450SLC que se iban a usar y conociendo un poco el terreno donde se iba a correr, comentó que, no durarían demasiado, que era necesario un diferencial más fuerte. La gente del team MERCEDES ganadores de uno de los rallyes mas duros del planeta, el de Kenya, se sonrieron. De más está decir que el diferencial de los 450SLC no aguantó el esfuerzo. Hacía ya más de 30 años que había dejado de competir y sin embargo su visión no había fallado. El ingenio popular decía que Fangio le hablaba a su auto y le decía que era lo que quería y el auto hacia eso que le había pedido. Y aunque pueda sonar gracioso, Fangio era de los que creían que los autos de carrera tenían un alma. Se comportaban como las personas y si a una persona se la trata bien, responderá en consecuencia. ¿Magia? ¿Hecho sobrenatural? ¿Y por qué no? No todo es técnica y desarrollo. Me gusta creer que en la Fórmula 1 hay todavía algo de esa magia...


Podría pasarme la vida entera enumerando sus condiciones, su dedicación al trabajo, sobre todo en una época tan bohemia como fueron los principios de la Fórmula1, cuando muchos de los pilotos eran "niños bien" con ganas de emociones fuertes. Su carácter callado y observador, simple y campechano, que le granjeaba enseguida el respeto y a posterior la admiración de rivales y compañeros, su don de gentes, y también su poder de observación de las personas, le alcanzaba con ver la cara de sus rivales y algunos de sus gestos para saber cómo y cuándo atacarlos en pista y cuándo estaban por cometer un error. Y como buen hijo de esta tierra, también su picardía y viveza criolla, le sirvieron para ganar alguna carrera, de vivo! Mostrando que tenía máquina cuando en realidad no la tenía ni a palos. Haciendo que los demás hagan el gasto de la carrera y estando al acecho para dar el zarpazo en el momento indicado.


Era la suma de muchos factores. Tantos, que sería imposible enumerarlos todos aquí, y tampoco esa era mi intención. Tan solo tenía ganas de encontrar esa respuesta a la pregunta de un amigo, y de paso reencontrarme con su figura, inmensa, eterna. Como la vez que lo vi, cuando era un sencillo oficial de pista y con todo el temor que produce el ver a la historia a los ojos, le di la mano y él me la estrechó con firmeza y calidez al mismo tiempo. ¡Cómo lamento no haber llevado la cámara fotográfica ese día! Por suerte, hay mucho escrito y mucho mas se seguirá escribiendo y hablando de él, porque las leyendas son eso, hermosas historias para ser transmitidas de generación en generación. Y esta es tan solo una más....


saludos
machaquito

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