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> Gilles Villeneuve - 1 (un poco largo)
David Plaza
mensaje Nov 3 2000, 02:08 AM
Publicado: #1


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No doy a vasto con tanto topic interesante!!

Saludos


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Gilles
mensaje Nov 6 2000, 04:41 PM
Publicado: #2


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Sigamos con el curso básico de Gilles Villeneuve (si no os aburro, dentro de poco abriré el curso avanzado):

EL MUCHACHO QUE SURGIÓ DEL FRÍO

"En mi país tanto entusiasmo se reserva únicamente a los campeones de hockey sobre hielo. Pero ¿es verdad que toda esa gente ha venido por mí, para aplaudirme? ".

Estas palabras fueron pronunciadas en una fría tarde de otoño de 1977 por un tal Gilles Villeneuve, un desconocido piloto canadiense que estaba realizando tests de desarrollo con el Ferrari "312 T2" en el autódromo romano de Vallelunga.

Roma, lugar poco cálido en lo que concierne a la F1, había acogido con simpatía a aquel "ragazzino" que, al volante del Ferrari y sustituyendo a Niki Lauda, había ya realizado dos carreras, aunque con resultados desastrosos.

Su debut había sido en Mosport, pista canadiense que Villenuve conocía bien, y se había clasificado decimosegundo, a cuatro vueltas del ganador, Scheckter. Todavía fue peor en Japón, en el circuito de las laderas del monte Fuji, donde, después de haber colisionado con el Tyrrell de Peterson, había volado fuera de la pista, matando a dos personas e hiriendo a diez.

Y pese a estos comienzos tan inciertos y dramáticos, a la gente le había entusiasmado el gesto hábilmente teatral de Enzo Ferrari que, para reemplazar al dos veces campeón del mundo Lauda, había decidido confiar sus automóviles a un muchacho que surgía del frío, quien, por toda credencial, se vanagloriaba de ser campeón de carreras sobre nieve y hielo.

El fabricante de Maranello tuvo de nuevo buen olfato, y los hechos no tardarían en demostrarlo. Ya después de unas pocas carreras, Gilles Villenuve se había ganado una popularidad espléndida, pese a que su estilo impetuoso hacía fruncir el ceño a quienes tenían otra idea de las carreras,otro sentido estético.

En 1979 fue sin duda más protagonista el piloto candiense que Joddy Scheckter, el campeón del mundo. Gilles, convertido en Gil para facilidad de los itulares periodísticos, regaló fuertes sensaciones. Su presencia en la parrilla de salida garantizaba el espectáculo, la seguridad de haber gastado bien el dinero en la compra de la entrada o de no haber perdido inútilmente un par de horas ante el televisor.

En poco tiempo se convirtió en el símbolo de la Ferrari, el capitán valeroso de una firma que tenía que combatir contra mil enemigos, en una época plagada de luchas político-deportivas.

Tras el título mundial obtenido por Scheckter, respecto al que desempeñó obligadamente el papel de segundo de a bordo, estaba convencido de que cuando se presentara la ocasión la Ferrari confiría en él .

En 1982 los hechos demostrarían que el reconocimiento no es de este mundo, y mucho menos de la Fórmula 1 . Así, encontró la muerte todavía trastornado por el desplante de Imola, traicionado más que por Pironi, por la Ferrari.

También es cierto que Gilles Villeneuve se había hecho prisionero de su personaje: el heredero de Nuvolari, el último temerario.

Había sufrido una transformación que hacía de él un piloto poco manejable, que corría más para sí mismo que para su equipo. También sus relaciones con su mujer, Joanna, se habían ido deteriorando. Casi en un lustro, de un muchacho surgido del frío, se había convertido en un héroe popular, capaz de comprarse una villa modernista en Montecarlo y poseer un helicóptero propio.

Su mito, como el de James Dean, fue agrandado con su muerte, y sus gestas han asumido características épicas, tanto como para concederle un lugar de honor en la "galería de los inmortales".

Efectivamente Pepe:

GILLES, TI RICORDIAMO COSÍ


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