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[a.diz]

Sin peligro no hay gloria

Tributo al fallecido piloto de la serie norteamericana NASCAR, Dale Earnhardt


EL MOMENTO FATAL
Este es el accidente que le cuesta la vida a Earnhardt (AP)
NUEVA YORK -- La imagen es tierna y trágica al mismo tiempo. Teresa Earnhardt se despide de su esposo Dale, en el último momento posible antes de él abordar su Chevrolet y prepararse para la largada de la edición del 2001 de las 500 Millas de Daytona. Lo besa con detenimiento y él le contesta: "te veré pronto."
El destino fue distinto. En la última curva antes de la recta final, con sus co-equipiers Michael Waltrip y Dale Earnhardt, hijo, enfrascados en una batalla por el primer lugar que se definió por 12 centésimas de segundo, Earnhardt, padre (odiaba que lo llamasen de esa manera ante la incepción de su hijo al circuíto, así que de ahora en adelante nos referimos a él para distinguirlo de su descendiente como lo prefería: Big E bloqueó con su número tres negro a un quinteto de autos con mayores posibilidades.

Entre sus zig-zagueos y la turbulencia y el topetazo que recibió de Sterling Marlin, Big E perdió el control y chocó diagonalmente con el paredón exterior a 170 millas por hora, arrastrado por el auto de su amigo Ken Schrader, contra el cual también impactó.

La televisión esconde la velocidad-una verdad que conocemos a fondo los que hemos seguido el automovilismo y hemos presenciado carreras como éstas de cerca. La reacción inicial fue de lástima y no preocupación: al chocar de esa manera, Earnhardt saldría ileso, pero sin puntos de lo que tildan como el Super Bowl de la NASCAR, su carrera de mayor talla.

Pero cuando los autos de Earnhardt y Schrader frenaron finalmente en el césped y Schrader fue a comentar con Dale su mala suerte común, Ken vió algo que lo llenó de espanto: "no soy médico, pero me di cuenta que sus lesiones eran serias".

La escala del proceso de extracción del Chevrolet, sumada a la lentitud con que la ambulancia fue al hospital no fue un buen augurio. El primer informe sobre la condición de Earnhardt era que estaba en estado de seriedad. Tras 20 infructuosos minutos, los médicos abandonaron el intento por revivirlo.

"Hemos perdido a Dale Earnhardt" declaró oficialmente Mike Helton, director de la NASCAR.

Para millones de aficionados en Estados Unidos y miles otros en América Latina y el resto del mundo, fue una noticia que los dejó estupefactos. A Earnhardt se le conocía como Ironhead (cabeza de hierro), un hombre de constitución y alma maciza que sobreviviría cualquier percance.

Dale Earnhardt nació en Kannapolis, Carolina del Norte. Es un pueblo rural en un terreno arcilloso que no es ideal para la agricultura. Pero la faena agrícola era su principal medio de sustento hasta que arribaron en la década de los 1960 y 1970 las fábricas de textiles, que venían al sur de los Estados Unidos de Nueva Inglaterra para escaparse de los altos costos laborales que imponía en monopolio de los sindicatos, para cobijarse en suelo sureño, tan necesitado de empleo y tan dócil laboralmente.

Su padre Ralph hacía un poco de todo, pero en sus ratos libres se dedicaba a construir y mejorar el rendimiento de sus autos. Su padre competía en los circuítos de pueblo, que típicamente era en un parque o un solar que le pertenecía al ayuntamiento. Ese tipo de carrera, criadero de la NASCAR que conocemos, contaba con reglas que eran tan escasas como lo era la premiación. Ralph ganó un campeonato en un circuíto menor de la NASCAR, el Sportsman en 1956 y compitió en 51 carreras Grand National, el antecesor de la Copa Winston.

Desde los 10 años de edad, el pequeño Dale preferia ir al taller de su padre que jugar al football estadounidense o el béisbol, las pasiones de los niños de esa edad. Era tan o más tuerca que su padre, y éstas son palabras mayores. "No jugaba con niños de mi edad, me rodeaban adultos y de ellos proviene el enfoque y la dureza mental que poseo", comentó Earnhardt.

Era un alumno distraído. Repitió el noveno grado (a los 15 años de edad) por su pobre aprovechamiento académico. Es algo que lamentó profundamente por el resto de sus días. "Si quiero escribir una carta de negocios, tengo que tener un diccionario en mano para poder deletrear correctamente", añadió.

Lo que le apasionaba eran los autos y la posibilidad de ser el mejor en un circuíto informal, sin posibilidades de lucro, o aún de sustento. La noción de ganarse la vida como profesional era un sueño.

Se casó con Brenda, en un primer matrimonio que produjo a Dale, hijo y a Brenda, junto a la presión de mantener a su familia. Su padre falleció en 1973 y Dale intentaba pagar las cuentas con sus ganancias en estas carreras de fin de semana en su región, sobre pistas de arcilla sureña."Conseguía un prestamo de 90 días para poder competir, intentando saldar la deuda con el dinero que obtenía ese fin de semana.," dijo. "Mi familia no tenía dinero para comprar alimentos y mi esposa se colocaba en la puerta de la casa, llorando cuando sacaba el auto currtido de lodo del garage a competir. Quizás debimos acogernos a la asistencia pública. Todos me decían: 'niño, consiguete un trabajo de verdad y descarta las carreras'."

Un fin de semana en Cherokee Speedway, el tercer lugar pagaba por los alimentos de sus hijos por esa semana. El cuarto lugar no.

Nadie la pasó peor que Dale Earnhardt. Tan mal, quizás, pero peor?nadie.

"Cuando los otros pilotos (de la NASCAR actual) se quejan de que los hice estrellar, nunca tuvieron que sobrevivir el tipo de competición sin reglas que viví, para meramente sobrevivir.

Ahora conocen el crisol que forjó a Earnhardt. El título de Intimidador concedido por sus oponentes, pero que Dale nunca cultivó o propagó, viene de esa hambre que tiene el pobre, el desesperado. En su caso, nunca la perdió.

La compañía Cannon Mills estableció una fábrica de toallas en Kannapolis que tuve que visitar en 1990 como parte de un estudio de la industria textil que completé para la empresa de peritaje que trabajaba. Ya en aquella época, Earnhardt era todo un personaje, con tres campeonatos a su haber y camino a adquirir su cuarto ese verano. No estaba en el pueblo, pero me mostraron la casa donde se formó en la esquina de las calles Coach y Sedan y las pistas donde compitió como joven, todavía en uso. Y al entrar en la fábrica pensé que ahí estaría él, de haber seguido los consejos de todos.

Big E aprendió a competir en una época donde empujar al auto frente al propio que no tenía las condiciones para marcar el paso era un derecho y obligación. Cuando los autos de NASCAR perdieron brevemente su homogeneidad en la década de los 1980 y 1990, esa práctica se perdió. Ya un auto que tenía mejores condiciones, podía rebasar al más lento por fuera, sin problema.

A Alfredo Béjar, Randall Álvarez y a los otros que narrábamos carreras de NASCAR en aquella época en ESPN nos sorprendía el descaro de Earnhardt. Con mini-cámara montadas en el amortiguador trasero de un rival, veíamos a Big E acercarse, golpearlo levemente un par de veces y exigir que cediese el puesto al auto mejor preparado. A veces, cuando el piloto de auto en cuestión no quería darse por enterado, Earnhardt le pegaba con más contundencia y a veces le hacía perdr el control. Nadie murió, pero más de un auto y ego quedaron destrozados por el avance del número tres.

No estaban a su nivel. No habían visto o vivido lo que él vió y vivió. No eran dignos herederos de la tradición de un circuito que nació en la prohibición del alcohol en Estados Unidos, donde se intentaba preparar y modificar a un auto para poder batir a los de la policía al transportar alcohol ilegalmente. Earnhardt los educaba.

En las ocasiones en que su auto no estaba en condiciones y era el que recibía el recordatorio, Earnhardt no se quejaba. Tomaba nota del agresor, pero sonreía y decía: "it's just racing," que se puede traducir como "así es el automovilismo."

De esa manera terminó con 76 victorias en Copa Winston, en sexto lugar tras sus rivales Richard Petty (200), David Pearson (105), Bobby Allison (84), Darrell Waltrip (84), y Cale Yarborough (83). Sus siete campeonatos, sin embargo, lo empatan junto a la otra leyenda de NASCAR, Richard Petty, en el Olimpo del deporte. Llegó a ganar $41 millones de dólares en premios y endosos comerciales.

"Cale fue el piloto más tenaz contra el que competí. Y Darrell era todo sonrisas tras la carrera, pero en la pista era un animal. Pero nada me daba más escalofríos que ver al Rey (Petty) en los espejos retrovisores," comentó Earnhardt sobre sus rivales más encarnecidos.

Earnhardt sobrevivió accidentes serios, mucho más espectaculares y aparentemente temibles que el que le privó la vida. El más serio fue en Talladega el 28 de julio de 1996. Trituró su clavícula derecha y la semana siguiente no pudo soportar las fuerza de gravedad aplicadas en ese hombro por más de siete vueltas y le abrió paso a Mike Skinner, un piloto sustituto, en Indianapolis. Fue el peor momento de su carrera-porque para Earnhardt rendirse es una mala palabra.

Dos semanas más tarde, fue a Watkins Glen y, aún adolorido, consiguió la posición privilegiada, estableció una marca de pista en su vuelta clasificatoria y acabo la carrera en sexto lugar.

Proezas como esa sellaron su reputación como competidor feroz y curtido.

Pero no confundan al competidor con el ser humano. En la década de los 1980, cuando Kenny Schrader iba de mal en peor y no conseguía patrocinio o una monta decente, fue Earnhardt el que lo acompañó y le aconsejaba-recomendándole a quien pudiese. Veía en Schrader un luchador en un mal momento.

Cuando Ernie Irvan arribó a la NASCAR de California, Earnhardt le proveyó el auto y los recursos para prepararlo para su primera carrera de Copa Winston. Cuando las inundaciones recientes arrasaron con la siembra de sus agricultores vecinos en Kannapolis, Earnhardt prometió comprarles las semillas que necesitaban para subsistir. Protestaron sin efecto alguno y semanas más tarde aparecieron las semillas. Toneladas de semillas.

Earnhardt perdió la vida en un intento inutil y quizás innecesario de bloquearle a su hijo y a otropiloto de su equipo (Michael Waltrip) quien eventualmente obtuvo su primera victoria en 462 carreras.

El circuito perdió a su máxima figura y su máximo competidor. El equipo seguirá su camino bajo Richard Childress y tendrá como ícono a 'Little E.' NASCAR debatirá si debe requerir que sus pilotos usen el sostén de cabeza y cuello llamado HANS. Pero el médico que llevó a cabo la autopsia no está seguro si esa precaución le hubiera salvado la vida a Earnhardt. Sufrió una fracura en el cráneo desde su frente hasta la base de la nuca, como resultado de su choque con la pared.

Earnhardt desaparece sin el deseado octavo campeonato (que lo hubiese desempatado con Petty), sin ver a sus hijos Dale y Kerrey ganar un campeonato, sin ver formar a los hijos de su segundo matrimonio, sin ver concretar los planes que tenía para sus protegidos Ron Hornaday y Steve Park, sin presenciar el tributo que se le rinde y se le rendirá ante su desaparición y por no poder cumplir con sus últimas palabras a su esposa Teresa.

Álvaro Martín (espn)

[FRANCISCO]

D.E.P.

Frank-estein

[schumy]

Cuando vi el video, me pregunte ¿pero este es realmente el video? Parece imposible que con un "toquecito" sin mucha importancia pudiese desencadenarse lo peor.

DEP

Taluego.

Quiero un kart, y lo quiero ya!!!

[Dvd360]

David Plaza
http://www.pobladores.com/territorios/depo...OCIDAD_ESTATICA

¿Tablas...?

[Ringmasters]

"Te daba una satisfacción fantástica, pero cualquiera que te diga que lo amaba o era un mentiroso o no iba bastante rápido". Jackie Stewart.

[nuvo]

¡Que pasada!, eso de ganar dinero con carreras de bajo nivel es algo impensable en Europa, a mi no me interesa mucho la NASCAR pero brindo por por esa época y ese país en el que llegar a ser piloto profesional era tan sencillo como llegar a ser tenista.

[taz]

mola recuperar estos topics "viejos"