EL SUEÑO SE HACE REALIDAD,LA REALIDAD SE CONVIERTE EN SUEÑO. Opciones

[KARNAPLOSKY]

Joder David que bueno.

[Ferrari F399]

Mi padre me había prometido muchas veces que me llevaría a una carrera de fórmula 1. Por razones que no vienen al caso decía que un año de estos me llevaría al Gran Premio de Mónaco, nada menos. Uno de los patrocinadores de Williams era un proveedor suyo y sostenía que le invitaban a ir precisamente a ese Gran Premio, nunca supe si era cierto o no. El caso es que nunca me llevó.
Pasados muchos años, estando yo ya en la universidad, se le presentó la ocasión de cumplir su promesa, aunque no en Monte Carlo.
Estaba pasando unos días en casa, tomando un último respiro antes de que empezaran los exámenes, y entonces, en medio de una comida familiar lo soltó sin venir a cuento: "nos vamos al Gran Premio en Barcelona", ya nervioso le pregunté cuándo era la fecha, al decírmela pasé de la excitación a la desilusión: al día siguiente tenía un examen. Le dije que no podía, más que nada pensando que no lo decía muy en serio. Lo olvidé y volví a Madrid.
La semana del Gran Premio, algo así como el jueves, me llamó mi padre: "que nos vamos a la fórmula 1". "Que no puedo papá, que tengo un examen al día siguiente". Lógicamente no le costó mucho convencerme. El sábado por la mañana cogí el puente aereo y me fui para Barcelona. El asistir a la prueba era una cortesía de una marca de automóviles pero como yo llegué tarde la expedición con todos los invitados ya se había ido hacia el circuito. Fuimos en autobús solamente mi padre, el conductor y yo. Atravesamos Barcelona y nos dirigimos al Circuit. Yo estaba tan nervioso que no sabía qué decir o hacer.
Nos dejaron justo tras la recta principal, paramos antes de entrar al circuito en un chiringuito a tomar algo y de repente lo escuché: un ruido ensordecedor en la lejanía. Al principio ni imaginaba que aquello era el ruido que hacían los monoplazas, no imaginaba que fuera tan brutal. Le metí prisa a mi padre y nos fuimos para adentro. Estuvimos andando tras la tribuna principal mirando las tiendas. Me encantaba el ambiente, apenas asomándonos se veía el movimiento en los boxes. Se acercaba la hora de las calificaciones y anduvimos hacia nuestras localidades, justos en la tribuna de final de recta. Caminando hacia allí reapareció el ruido ensordecedor: empezaban a arrancar los motores.
Ya sentados esperaba con impaciencia ver el primer monoplaza pasar por allí. Y llegó, con un ruido indescriptible, frenando en unos pocos metros, acelerando cuesta arriba, petardeando y echando llamas por la trasera. Me imagino con la boca abierta, mi padre sonriendo. Pasó Ayrton Senna, al reconocer su precioso casco amarillo me emocioné, a pesar de que mis preferencias siempre habían caído hacia Prost. Me emocioné, pensaba "ese es Senna", no me lo podía creer. Al pasar el primer Ferrari: número 27: Jean Alesi ya rocé el cielo, no me pude quedar sentado, me levanté alzando los brazos, animando. El fragor de la llegada a la frenada de varios coches al tiempo era impresionante, no daba tiempo a recoger y asumir tantas emociones, me sentía paralizado, completamente feliz. Senna, Prost, Alesi, Berger, Patrese, Schumacher...
Tras los entrenamientos, aun con la desilusión por la posición de los Ferrari, convencí a mi padre para que compráramos algo: dos gorras de Ferrari que aún conservo (ambas).
Al día siguiente, para la carrera, nos encasquetamos las gorras y allí nos plantamos. Recuerdo más que nada el ruido increíble de los coches, el del motor y el silbido aerodinámico que me recordaba al de los aviones, la forma en cómo se paraban en una distancia diminuta y la velocidad con la que salían tras acelerar, el ruido que hacían como si se partieran en dos al cambiar de marcha. Alucinante. La carrera, para variar, fue bastante anodina pero yo disfrutaba con cada coche que pasaba. Al final ganó Prost, segundo Senna, tercero Schumacher. El Ferrari de Berger al menos entró en los puntos... Pensaba entonces que posiblemente sería el único Gran Premio que vería en directo en mi vida, no sabía entonces que tiempo después iría año tras año como a una peregrinación. Pensé que para ser el primero y quizá el único Gran Premio que viera en mi vida no estaba mal la clasificación teniendo en cuenta mis gustos. De todas formas lo que más me emocionó fue haber visto a Senna y eso que, como digo, no era mi favorito entonces ni lo ha sido después, no sé porqué me hizo tanta ilusión verle.
Después, en el avión, de vuelta a Madrid, pensaba: he estado en un Gran Premio de Fórmula 1 y miraba a los demás pasajeros, ajenos a la gran experiencia que acababa de vivir: había estado en una carrera: el Gran Premio de España de fórmula 1 de 1993.




(Cursi pero real) No me critiquéis mucho que me sentiré triste entonces, ¿vale? :-)

Saludos a todos, en especial a DVD360 y Avalanche, por su gran sentido del humor y elegancia. Y va en serio.

Forza Ferrari.