¿Deporte frio y calculador?...creo que no. Opciones

[Cristina]

Bueno, ¿ donde o como iban a terminar mejor todas esas frases? emocionante, David. Gracias por contar conmigo en esto ( y en todo lo demás) me siento orgullosa de participar en este foro cuando leo estas cosas y me siento orgullosa de poder formar parte de esto. Gracias por enseñarme tanto.

¡Tablas!

[Raquel]

COSWORTH, a ver si te gusta... (perdón!: "os gusta", no me acostumbro a hablar "a todos"). Yo creo que sí... Es una entrevista muy antigua: del 1 de octubre de 1988. Revista: Motor 16. Personaje ("persona"): CARLO CHITI. No digo más, sólo que hay que leerla y... se entienden muchas cosas... cada uno que saque su conclusión.
La mía es: otra vez, GRACIAS!


CARLO CHITI: DE FERRARI A MOTORI MODERNI.

130 KILOS DE IDEAS.


Desde la escalera, se oían pasos de mujer acompañados por los de un hombre corpulento y una voz alegre que decía con decisión: "No puedo haber rejuvenecido, porque siempre he sido joven". Era Carlo Chiti quien hablaba, con sus 130 kilos de peso, de vida, de experiencia y de historia. "Siempre ha sido así -me decía un colaborador suyo-. Le gusta comer bien, el buen vino y adora a las mujeres".

Carlo Chiti es el último eslabón de una cadena, todavía presente en la F1, que une el pasado con el presente. A sus 63 años, sigue trabajando sentado en la mesa de dibujo como en sus años mozos, cuando entró a formar parte de la Ferrari como director técnico del departamento de F1. Su quehacer en Maranello fue determinante; aportó nueva savia tecnológica que permitió al Cavallino Rampante llegar a ser grande. Algunos dicen que la mente de Chiti funcionó y todavía funciona con 12 cilindros. En realidad, de su cabeza han salido los proyectos más brillantes de los 1º 12 V de Ferrari y otros propulsores, siempre con 12 cilindros, que han marcado un hito en la historia de la F1.

Sin embargo detras de ese hombre gordo, con ojos guiñados de niño violento, por cuya mente pasan conmstantemente ideas y cálculos algebraicos, existe un Chiti sorprendente, infantil, humano, que prefiere la sonrisa al ceño fruncido y que adora a los animales más que a los coches. Su gran pasión no son lo motores, sino los perros. Vive rodeado de perros y en las paredes de su despacho, alternados con múltiples diplomas, hay colgadas varias fotos de perros, como si se tratara de un veterinario. "Ésa se llama Orlina -me dice, indicando con el dedo un retrato a lápiz de un chucho-. La recogí en una carretera y le puse ese nombre porque era ciega de un ojo". Se levanta de su silla, me coge del brazo y, con más interés que cuando habla de motores me dice: "Ves, éste es otro perro que encontré con una pierna rota, se la escayolamos en la Autodelta los mecánicos y yo, se llama "Dixi" y ahora vive aquí conmigo". Chiti tira de una correa y saca de debajo de su mesa a un perrito sin raza, feo, viejo y rebosante de cariño recibido día a día por quien alterna los mimos con la regla de cálculos. Chiti es así; está chapado a la antigua y no comprende la vida sin perros, sin amigos, sin motores. La gloria para él es algo superfluo por efímero.

Durante años trabajó para la Ferrari y cada día trataba con el Commendatore, de quien no le gusta mucho hablar.

- ¿Qué aprendió usted de Enzo Ferrari?

-Nada -contesta tajamente-. Sin embargo, he admirado siempre su poder de organización. Era un hombre astuto, capaz de tergiversar la realidad a su favor, pero sobre todo era único en saber llevar a cabo ciertos proyectos.

- ¿Cómo fue su despido de la Ferrari?

Chiti resopla, arruga la frente y dudando contesta:
-Ferrari, por razones que todavía desconozco, quiso despedir a dos directivos generales. Otros compañeros y yo nos solidarizamos con ellos y, en vista de esto, Ferrari nos echó a todos. Él era un hombre poco contemplativo y yo era muy joven, sin miedo a quedarme sin trabajo, por lo que cogí mis papelotes y me fui.

- ¿Qué le ha quedado de su paso por la Ferrari?

- Muchos recuerdos de cosas buenas y malas, pero sobre todo, la amistad con Phill Hill, con quien todavía mantengo una estrecha relación.

Era el 1969, año en el que la escudería Ferrari había ganado todo lo que se puede ganar, y en todos los coches de entonces, había una buena dosis de la genialidad de Chiti. Por otra parte, la labor de este polémico ingeniero está ligada a uno de los coches más míticos del automovilismo deportivo: El Ferrari Testarrosa. Cuando Chiti oye este nombre se le iluminan los ojos y, rascándose su cabeza de fraile benedictino, no puede contener una sonrisa socarrona. Sí -dice-, yo diseñé los Testarrossa doce cilindros y colaboré en perfeccionar los motores cuatro cilindros hechos por Lampredi anteriormente. Aquel proyecto lo vi muy de cerca porque hice también la aerodinámica y el conjunto resultó ser uno de los más acertados.
La faceta humana de Chiti es entrañable, así como su labor profesional, en la que hay cierta parte de romanticismo. Sin embargo, Chitone -como le llaman sus amigos- es también un hombre emprendedor. Después de su divorcio con la Ferrari, fundó la ATS con el apoyo de Ludovico Chizzola y el conde Volpi di Misurata. Posteriormente logró convencer al conde Luraghi para montar Autodelta.

- ¿Por qué desapareció el proyecto ATS?

- Mira -contesta con tristeza-, si es difícil encontrar la financiación para montar una escudería, lo es todavía más dar con gente que no pretenda ver resultados inmediatos. En ATS pretendían superar a la Ferrari con el 1er coche y al ver que esto era imposible, recortaron la financiación, con lo cual todo terminó.

Su estancia en Autodelta fue gloriosa y penosa a la vez. Junto a los éxitos de los Alfa 33 y los GTAm o del motor 12 cilindros boxer de F1, ha habido otros proyectos desastrosos como el motor V12 a 60º, siempre de F1, y el 8 cilindros turboalimentado.
- En alguna ocasión usted dijo que en Autodelta se discutía siempre...

- La Autodelta era el corazón de competición de Alfa Romeo y esto creó celos importantes en la fábrica. Mientras estuvo Lugarhi todo se solucionaba: sin embargo,cuando se fue me vi obligado a luchar con burócratas impuestos por el IRI que no entendían nada de competición y además no querían entender. Así que todo terminó.
Una vez más, Chitone hizo las maletas cargadas con éxitos y sinsabores, dejando tras sus pasos, con enorme nostalgia, muchos años de trabajo.

- ¿Qué motor le ha dado más satisfacciones?

- Volvería a diseñar el boxer Alfa Romeo 12 cilindros o el Ferrari en V a 130º, que además fue el último que hice en Maranello. Por su estructura, estos propulsores permiten unas soluciones mecánicas únicas. Ambos motores los diseñé a solas con mucho amor.

- ¿Cuál es el secreto del motor Cosworth?

- Primeramente se trata de un proyecto sumamente sencillo y fácil de construir. Es muy sólido y barato de reparar. Además el éxito radica también en el hecho de que la Cosworth ha vendido el motor a muy bajo precio, a muchos preparadores y a muchas escuderías.

Chiti, como se puede deducir, es un hombre honesto y sincero. Nunca elude felicitar el éxito ajeno y lo hace con tanta naturalidad que a veces sorprende. Sus oídos han escuchado tantos motores de competición en estos últimos cuarenta años, que en este momento está a la espera de oír el bramido de su última criatura: el boxer 12 cilindros realizado por encargo de la japonesa Subaru. Su experiencia en esta clase de propulsores ha sido la única razón de la colaboración Motor Moderni & Subaru. "Éste es un motor pensado con un concepto de realización poco italiano -dice y añade- . De los ingleses he aprendido la simplicidad, una simplicidad que repercute principalmente en abaratar los costos de fabricación, así como la facilidad en el momento en que se necesite repararlos."

- En el plazo de tres años, ¡Cuál cree usted que será la evolución de los motores atmosféricos?

- Dudo que sobrepase la potencia de 700 caballos, a menos que se descubra la forma de emplear ciertos materiales que, por el momento, son una incógnita. Incluso la aportación de la electrónica que en los motores turboalimentados es decisiva, en los aspirados es sólo una ayuda importante. Además, estoy seguro de que será casi imposible sobrepasar la barrera de los 700 CV con los medios de que se dispone en la actualidad.

- ¿Ha servido para algo la experiencia "turbo" respecto a los motores atmosféricos?

- Se podría decir que no. Hay muchos pequeños detalles que si son aplicables a los propulsores atmosféricos, pero en general, el planteamiento resulta tan distinto que no guarda apenas relación.

Lo que hay sobre la mesa de Chiti en la Motor Moderni es el vivo reflejo de su personalidad: pistones, bielas, vávulas, fotos de perros y un montón de papeles apoyados sobre un libro del cual sólo se puede leer: Víctor Hugo.

- Ingeniere, ¿qué hace una obra de Víctor Hugo entre bujías y pistones?

Chiti se pone serio, mira el libro con expresión respetuosa y me contesta:
- Mira, de Jean Valjean -personaje principal de Los miserables - he aprendido lo más importante en la vida: dar, siempre hay que dar, hay que ser siempre generoso. En muchos casos me han calificado de estúpido, pero eso no importa. Para mí es necesario dar para vivir.

Se ha hecho tarde. Chiti tiene que regresar a Milán donde vive habitualmente y emprender el rito diario del adiós momentáneo a su despacho: se ajusta los pantalones, se pone la chaqueta, de la que no consigue encontrar la segunda manga, llama al perro para que le acompañe hasta el coche y mientras se coloca la gorra, poniéndome una mano en el hombro, murmura casi al oído: "lo más detestable de esta vida es el cinismo de algunas personas".