Hoy sería imposible Opciones

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Joder, flipante el video

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Pues sí, aquel Gran Premio fue algo especial. En un libro eligen esa carrera como una de las 10 más bizarras de la historia de la Fórmula 1.

Se celebró en pleno mes de julio, cuando el calor en Texas es tan salvaje que ni siquiera los texanos se quedan a soportarlo. Pero entonces, gracias al éxito de la serie televisiva Dallas, la ciudad estaba de moda. (Sue Ellen, o como demonios se llame en la vida real, participó en la entrega de trofeos).

Cuando los pilotos llegaron y echaron un vistazo a lo que iba a ser el circuito, que discurría a través de un parque lleno de muros y baches, empezaron las protestas. El sitio era demasiado peligroso. Sólo Rosberg, Warwick y Mansell se mostraron optimistas al respecto. A Michelle Alboreto le prestaron un Ferrari 308 para que diera un par de vueltas por el circuito y un urbano le detuvo. "Ibas a casi 30 por hora". "¿Y qué pasa?". "El límite es de 20 en esta zona".

El asfalto fue empeorando a través de todo el fin de semana. Había partes en las que uno podía despegar pedazos de asfalto con los dedos. Michelin y Pirelli, proveedores de neumáticos en aquella época, empaquetaron sus ruedas de calificación, conscientes de que en aquellas circunstancias de nada servían. Lauda, Prost y Piquet presionaban para que la carrera se suspendiera.

Pero había un hombre que se estaba divirtiendo con todo aquello. El finlandés Keke Rosberg. Mientras sus compañeros se refugiaban bajo sombrillas con litros de agua con hielo, Rosberg se sentó en el muro de pits, y se dedicó a dejar que el Sol lo empapara. "Aquí todos somos putas. Si nos pagan, corremos. Así que no hay porqué quejarse."

Al final fueron 12 los pilotos que colisionaron durante la carrera, incluyendo a Prost, que iba liderando en aquel momento, y Lauda, que circulaba en tercera posición. Las condiciones de la pista eran tan malas, que la vuelta rápida, establecida por Lauda, quedó a más de ocho segundos de la pole.

Terminaron la carrera 8 pilotos. Entre ellos, como bien sabemos, Nigel Mansell, que consiguió un punto a base de empujar su coche hasta la línea de meta después de quedarse sin caja de cambios, y calló desmayado a continuación. En lo más alto del podio, Keke Rosberg, que estaba tan fresco que parecía que acabara de regresar de una vuelta por el campo. ¿Cómo lo había logrado? Pues gracias a un casquete refrigerante que llevaba debajo de su casco; uno de esos que utilizan los pilotos de la NASCAR para reducir la temperatura del cuerpo.

Fue una gran carrera para Rosberg, que se convirtió en el primer ganador del Gran Premio de Dallas. Y también el último, ya que luego se descubrió que alguien se había largado con todos los ingresos y el Gran Circo de la Fórmula 1 jamás regresaría a Dallas. Una pena.


Documentado de "Chasing the Title", by Nigel Roebuck.