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> HISTORIA: Tazio Nuvolari
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Nivola
mensaje Apr 7 2008, 06:12 PM
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Hola señores.
He decidido crear este nuevo topic y os cuento por qué.
Llevo en el foro desde su creación, aunque me registrara en él bastante tarde, no se, dos o tres años después, el caso es que desde el inicio fui asiduo lector, y a pesar de haber intervenido contadas veces, me sentía suficientemente integrado a la "familia" compartiendo y leyendo los diferentes temas.

Y ahora me ha dado por retomar una vieja costumbre del foro que particularmente siempre me fascinó (creo que hace tiempo que no se saca uno de estos temas): la historia antigua del automovilismo, digamos la Edad de Oro del motor...
No se si os interesará, pero bueno, yo lo lanzo, y si no tiene buena acogida, con dejarlo hundirse en el tiempo asunto arreglado. Espero que no moleste a nadie.

Vereis, muchos de vosotros habreis leído "Hombres, mujeres y motores" , una joya --aparte de disquisiciones o gustos literarios-- sobre esa época dorada a la que me refiero.
Pues es a algo así a lo que quiero llegar; algún topic de este género se hecha de menos de vez en cuando. Al menos a mí me pasa. A muchos os parecerá un peñazo, con no prestarlo atención, punto.

La cosa es que hubo un piloto de aquellos míticos que siempre me llamó la atención, y desde que leí ese libro, su figura fue incrementando mi curiosidad. Más tarde, con posteriores lecturas indagando en el personaje, confieso que caí en la más absoluta fascinación. Se trata de Tazio Nuvolari, el viejo "Nivola"...( de ahí mi nick...).

Hace unos años, en una visita al antiguo Circuito de Pau (Francia), escenario de legendarias carreras de la época (y de épicas actuaciones de este piloto), tuve la milagrosa fortuna de encontrar en una pequeña librería de la ciudad dedicada al motor, una maravillosa publicación: "Nuvolari. The legend lives on" un libro original de C. De Agostini.
Me costó un ojo de la cara y parte de un riñón, pero no lo dudé, sólo por las fotografías, láminas y grabados merece la pena; aunque es mucho más que eso...
Más tarde traté de encontrar una edición en español, desconozco si existe, pero no he dado con ella.

Si os parece, me propongo transcribiros un poco del inicio del libro, por si a alguno le interesa, no conoce, o siente curiosidad por este piloto, llamado por sus propios compañeros "El Gran Maestro".

Os aviso que es una traducción propia,totalmente libre, sobre un estilo literario en que el autor juega a caballo entre un lenguaje antiguo y moderno, por lo que algunas expresiones o saltos os pueden descolocar un poco o pareceros algo incoherentes. En ese caso el error es todo mío. Perdón por adelantado.
De todos modos pienso que quizá pueda valer para entenderlo un poco.
Espero que os guste....


AQUEL 11 DE AGOSTO

" Las noticias se propagaron con enorme rapidez duante las horas tempranas de la mañana. Se introdujeron en los hogares, en las tiendas, en los bares, y fluyeron a lo largo de las calles de la ciudad, alcanzaron a los hombres que iban a trabajar, a las mujeres de camino al mercado, y hasta a los chicos que pedaleaban rápidamente en sus bicicletas para entregar el pan reciente o una botella de leche.
El mediodía en Mantua se llenó de comentarios y recuerdos, con la gente unida en una vaga sensación de orgullo traicionado.
A las tres de la tarde, ya una masa humana se había amontonado en una bochornosa Viale Rimembranze, rodeándola en una especie de atestada pero silenciosa parada, esperando todos para ver el rostro que perteneció a ese nombre. Un acústico y sugestivo nombre que recordaba el rugido de los motores, pero que también evocaba a algo etéreo y liviano.
Nuvolari --con aquella sonora "a" que el nombre arrastraba a cuestas-- los recibió tendido inmóvil en su estudio, sus ojos cerrados y una serena expresión en su cara porque ,compitiendo y arriesgando, él mismo ya había asistido a su propio funeral muchas veces. Quizá fue por eso por lo que lo vistieron con su jersey amarillo, pantalón azul pálido y un casco de piel blanco , el cual parecía querer proteger su cabeza de aquel torrente de salutaciones finales.
Ese era el atuendo que él quiso, y no el otro rojo oscuro, ya que el blanco le parecía más adecuado. Le recordaba su última carrera tres años atrás en Palermo, pero también le traía a la memoria la interminable secuencia de victorias en aquel fabuloso año de 1932, cuando no hubo una sola nube frente a su sol.

El destino quiso que él se expresase a sí mismo a través de la velocidad.
Esa primitiva necesidad, anterior incluso a las pinturas de los búfalos grabados por manos prehistóricas en las rocas de Altamira, hizo que el hombre, tan pronto como descubrió y comprendió la fascinación por el movimiento, la velocidad, sintiera la necesidad de hacerlo. Y siempre más rápido.
Nuvolari empleó su vida corriendo, primero a través de su imaginación; después con la realidad firmemente agarrada entre sus manos; y finalmente, con todos los recuerdos que se entrelazaban en su corazón, y que ahora y entonces se le introducían como una puñalada de nostalgia.
Continuó corriendo mientras el mundo pasó frente a él. No realmente una carrera. Al contrario, era como si el tiempo se hubiera detenido justo antes de la salida. En esos fugaces momentos, se convertía en un relámpago de pantalones azul pálido dentro del cockpit con el jersey amarillo estrechando su torso. Pero también en un par de labios apretados y dos brazos relajados, quietos, que se adherían ellos mismos al cuerpo como las alas plegadas de una garza, esperando extenderse hacia el volante.

Había adquirido el halo de leyenda en su máxima extensión. Todo el mundo sabía que era el piloto de los milagros.
El único capaz de ganar con coches muy inferiores.
El hombre que corrió a través de las carreteras de la Mille Miglia, lastimosamente, y sin embargo indomable, conduciendo un coche cuyos frenos se habían agotado.
Un hombre que ,encajado en un molde de escayola tras un accidente, hizo el esfuerzo de subirse a una motocicleta y ganar la carrera.
El hombre que en otra ocasión, de noche, con sus luces delanteras apagadas, fue capaz de engañar a su adversario y reducir las diferencias para entonces adelantarlo con la línea de llegada ya a la vista.
Un piloto que fue capaz de correr ajustando una especie de bridas en sustitución del volante dañado...
Un hombre en el que se mezclaba la realidad con la leyenda, manteniendo viva la memoria de la gente.

Aquel 11 de Agosto, su vida entera fue revisada otra vez, instante por instante. Las pistas reviradas, la riada de victorias, con absoluta indiferencia por saber si muchos episodios fueron o no reales. Ya en vida disfrutó de los sólidos vapores de la leyenda, que explican en todo caso un hecho innegable: la admiración por el corage que empuja a alguien hasta más allá de todos los límites.


¿ El más grande...?

Nació en Castel d´Ario, un pequeño pueblo mantovano a tiro de piedra de Verona, en Italia. Aunque en realidad sus antepasados provenían de diversos lugares, proporcionándole algo cada uno de ellos, algo que le ayudó a vivir, a sobrevivir con aquel nombre --Tazio-- tan inusual, romántico y hermético.
No obstante, él jamás habría imaginado que ese nombre daría jaque mate a la ley del olvido, como luego lo harían Fausto Coppi, Pelé, "Manolete", Ricado Zamora o también James Dean o Marilyn Monroe.

Enzo Ferrari llegó al velatorio desde Módena a las cinco de la tarde.
Alto, fuerte, cercano a alcanzar una popularidad casi mesiánica, franqueó la entrada de Villa Nuvolari, pintada de amarillo y rodeda por un murete ajardinado construído a la manera y en recuerdo de las pistas del antiguo Nurburgring, y penetró en el pequeño estudio, ahora tranformado en capilla.
La más preciada reliquia estaba allí, inmóvil, como si estuviera concentrándose, dispuesto a atacar de nuevo.
Quién sabe lo que pensó Ferrari cuando su cuerpo dudó, como siempre ocurre frente a la muerte, probablemente que todo eso era una alucinación. Después continuó allí quieto, enigmático y severo, como una estatua.
Sus pensamientos lo transportaron a otra capilla ardiente, aquella en la que el hijo mayor de Tazio, Giorgio, yació en paz después de haber muerto mientras su padre estaba en América, defendiendo inutilmente la "Vanderbilt Cup" que había conquistado para Italia el año anterior. Fue Ferrari quien sostuvo el contacto con Nuvolari al otro lado del océano, y quien telegrafió al piloto en ese duro momento con la mala noticia.
Pero ahora no había nada que telegrafiar,porque no existía un extenso océano entre la estatua y el hombre vestido de amarillo y azul claro, sólo unas pocas pulgadas...
El constructor de los coches más prestigiosos del mundo nunca antes vivió una intimidad tan intensa con ese hombre, que en días remotos, le dio la mayor de las satisfacciones en su modesta trayectoria como piloto, cuando al final de una carrera, Nuvolari confió al alto e inalterable hombre que había tenido que trabajar como nunca para derrotarlo.

La extraña inmovilidad de Tazio retrajo a Ferrari, que por un momento sintió flaquear. Sobre todo porque le asaltaban los recuerdos; se acordó de aquel otro día en Módena, inmediatamente después de la II Guerra Mundial: Nuvolari estaba compitiendo por Italia en un coche que insultaba su nombre y su pasado, y aunque orgulloso, su cuerpo ya era solo un vestigio del vigor que había sido antaño. Mas, deteriorado en lo físico y desgarrado psicológicamente, jamás cedió a la realidad del eterno anhelo por la velocidad y las curvas rápidas.

Ferrari jamás lo dudó: el piloto a situar en un pedestal era Nuvolari, que existió gracias a sus propias virtudes. En toda su carrera, no hay vestigio de maestro alguno, de un ejemplo, o al menos de un ídolo. Al contrario, él fue el inspirador, pasado y presente, de quienes llegaron a ser los más eficaces intérpretes del arte del pilotaje: Nino Farina, el primer campeón mundial de la era moderna,por ejemplo, o Stirling Moss, Fangio,e incluso Gilles Villeneuve.

Siempre en algún momento, surge la intrigante pregunta que suele arrojar estériles pero curiosos argumentos: ¿Quién ha sido el más grande piloto de todos los tiempos?
Periodistas de todas las naciones son consultados; los fans son involucrados y responden a formularios complejos; la gente incluso recurre a los computadores buscando la respuesta...
Si por grande queremos decir la persona que ha legado el mayor número de memorias vívidas, de ecos más lúcidos, y un inagotable sinfín de puntos de referencia, entonces no hay duda: el piloto más grande es Tazio Nuvolari. "


En fin, lo dejo aquí. Espero que a alguien le haya gustado o le abra el apetito por saber más cosas de la "prehistoria del motor".
Si viera que estais interesados en conocer algo más de la figura de este piloto, o del libro, puedo ir desgranando poco a poco otras partes interesantes del libro en este topic.

Un saludo, caballeros.


--------------------
Palmarés Piloto:
Subcampeón Mundial 2007
Tercero Mundial 2009
Poleman 2020
Fastest 2016

Victorias GPs:
BEL(07)...MON(08)...MON(09)...CAN(11)...COR(11)...ITA(16)...USA(19)...GBR(20)...
AUT(22)...HUN(22)...ARA(24)
_______________________________
Palmarés Escuderías: Razing Team
Subcampeón Mundial (2016)
Subcampeón Mundial (2019)
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QUIQUE A.
mensaje Apr 21 2008, 02:57 PM
Publicado: #41


¡A ras!
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¡Que no decaiga!

Quando pasa Nuvolari

Lucio Dalla - Nuvolari (Live)

tongue.gif
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Nivola
mensaje Apr 21 2008, 03:53 PM
Publicado: #42


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Efectivamente QUIQUE A. , tenéis razón juan lobo y tú: existen dos canciones, una es de Sergio Bassi (en los vídeos sólo sale una vez), y otra, la más conocida, es "Quando pasa Nuvolari" de Lucio Dalla (sale unas cuantas veces...) un tipo un tanto estrafalario y horterilla, pero parece que con cierto éxito...
De hecho, no se si os habréis fijado, pero en el nuevo anuncio televisivo (lo han lanzado hace unos días) de la marca Alfa Romeo (uno muy chulo con todos los diferentes modelos en rojo), pues la canción que suena de fondo es una versión de "Quando pasa Nuvolari" de L. Dalla. wink.gif

P.D. En breve os pongo otro trocito del libro (ahora estoy asimilando la maravilla de Raquel...)
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Ferrari F399
mensaje Apr 21 2008, 04:20 PM
Publicado: #43


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CITA(juan lobo @ Apr 13 2008, 09:18 PM) *
En este video podemos verlo conducir (en la última parte del video hay una increíble toma on board que se repite varias veces)
http://es.youtube.com/watch?v=lEEVoU4dZM0


Siento ser un aguafiestas pero ese vídeo on-board no es del gran Nuvolari sino del no menos grande Fangio pilotando una Maserati 250F en el aeródromo de Módena en los años 50 (los contravolantes son de impresión blink.gif ).

He aquí el vídeo completo (yo lo conocía del DVD 50 Years of F1 On Board):

http://www.youtube.com/watch?v=L7Ifcgl789E


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juan lobo
mensaje Apr 21 2008, 04:54 PM
Publicado: #44


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Gracias por la aclaracion y por el video completo, F399. Como se trata del video de Sergio Bassi en homenaje a Nuvolari, pensé que era él y no me molesté en comprobarlo ¡ Manda ._nes que pongan a Fangio en un video dedicado a Nuvolari! blink.gif
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